Noticia relacionada: Ignacio Fernández Vera: de investigado por hacienda a la gerencia del CNIO
Recientemente ha saltado a la palestra informativa una noticia que intenta lanzar un halo de esperanza a la ciencia española. Al parecer, la Junta de Castilla y León habría invertido casi dos millones de euros en un proyecto científico para luchar contra el cáncer gracias a la ciencia. Y al frente estaría, nada más y nada menos, que uno de los científicos españoles más prestigiosos: Mariano Barbacid [1]. Ahora bien, si algo tienen en común los cuentos sobre unicornios y los gobiernos españoles que apoyan la ciencia es que ninguno de los dos existen, por mucho que queden bien en los dibujos animados o en las noticias del medio día. ¿Qué hay detrás de la historia?
Hace un tiempo y de forma paralela, publicamos en nuestra revista y en El País una noticia impactante sobre Ignacio Fernández Vera cuando este ocupaba el cargo de director de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología —de ahora en adelante FECYT— y que se saldó con la dimisión de su puesto de responsabilidad. El primer dato que sacamos en nuestra revista fue que Fernández cobraba al mes 7 250€ [2]. El segundo dato, publicado en El País y que le valió ser investigado por hacienda, fue que gastó en dos años 22 000€ de dinero público de la FECYT en coches de lujo y con chófer para su desplazamiento personal [3]. Entre los datos más escandalosos estaban gastos de 600€ en un solo día y por un único trayecto que puede costar unos 30€ en tren. Otro de esos viajes pagados con dinero público se realizó a un acto político de un amigo personal. Y es que no hay que olvidar que el cargo de José Ignacio Fernández Vera —abogado, no científico— era político, y en concreto ligado al Partido Popular.
Pero en política, cuando uno sale por la puerta de atrás, no tarda en ser recibido por la puerta grande. Al poco de este escándalo entró de forma discreta al servicio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas —de ahora en adelante CNIO—, en la Unidad de Gabinete de Gerencia y de nuevo como cargo político, no científico. Y allí ya era un viejo conocido, pues fue Director de Apoyo a la Investigación del CNIO desde mayo de 2004 a junio de 2011 (7 años 2 meses) y Director de la Oficina de Enlace desde julio de 2009 a enero de 2012 (2 años 7 meses), justo cuando el centro tuvo problemas en la gestión que terminaron en el despido de una treintena de trabajadores, algunos de ellos científicos altamente cualificados [4].
Pero ahora el juego de trileros continúa, y en un movimiento de puestos, dinero público e influencias, este responsable político ha terminado como apoderado de una empresa llamada Krasko Research —en la cual no parece haber ningún científico a bordo— y que se dedica a investigar sobre cáncer [5]. Y esta empresa ha recibido del gobierno de Castilla y León, presidido por el partido ligado a Ignacio Fernández Vera, una cantidad cercana a los dos millones de euros.
Recordemos que la empresa no pertenece a ningún científico de reconocido prestigio, y que Mariano Barbacid, científico respetable y con mucha trayectoria, solo estaría ligado al proyecto como persona externa y responsable científico, no como administrador. Y no parece baladí que a una empresa del maltratado sector científico, liderada por personas sin trayectoria científica, le lluevan dos millones de euros justo cuando una persona ligada al partido político que gobierna la región, figura como apoderado. Y recordemos que una de las virtudes de ese terreno fértil entre lo privado y lo público es que no puede ser escrutado por la ley de transparencia, como ya le pasó a esta revista cuando un proyecto público altamente pseudocientífico ligado al coronavirus recibió dinero de una empresa privada y apoyo institucional, fundación privada mediante, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa [6].
En resumidas cuentas, parece ser que en España, en lo que se refiere a la gestión política de centros de investigación, dan igual los escándalos, dilapidar dinero público o que bajo tu batuta ocurran crisis que destruyen investigaciones científicas. Lo que importa en la gestión científica —y también en ciencia, digámoslo claramente— es tener amigos arriba de uno. Y cuanto más cerca estén de la hucha del dinero público, mejor.
Referencias
[1] Salamanca 24 horas – Dinero publico para empresa que lucha contra el cáncer
[3] El País – Dinero en coches privados
[4] ULUM – de la FECYT al CNIO
[6] Convenio opaco Fundación Severo Ochoa
![Fernando](https://ulum.es/wp-content/uploads/2023/04/fernando_avatar-100x100.jpg)
Fernando Cervera Rodríguez es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó un máster en Aproximaciones Moleculares en Ciencias de la Salud. Su labor investigadora ha estado centrada en aspectos ligados a la biología molecular y la salud humana. Ha escrito contenidos para varias plataformas y es redactor de la Revista Plaza y de Muy Interesante. Ha sido finalista del premio nacional Boehringer al periodismo sanitario y ganador del Premio Literario a la Divulgación Científica de la Ciutat de Benicarló en el año 2022. También ha publicado un libro con la Editorial Laetoli, que trata sobre escepticismo, estafas biomédicas y pseudociencias en general. El libro se titula “El arte de vender mierda”, y otro con la editorial Círculo Rojo y titulado “A favor de la experimentación animal”. Además, es miembro fundador de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.
Pues que sepais que la susodicha empresa, Krasko Research, ya cerró el chiringuito en Salamanca. Ha cerrado, dejado deudas (incluyendo a la Universidad de Salamanca que se creyó todo lo que le dijeron) y me imagino que está en proceso de liquidación. Si se ha quedado con parte de la subvención o no, es algo que no se. Que era un fraude está claro. La empresa se crea de la nada en Diciembre y en 3 meses le dan un Plan Estratégico de millones de Euros. Exclusivamente por la amistad de José Ignacio Fernández Vera con Mañueco. Pero no ha pasado nada. se ha echado tieera, metido debajo de la alfombra. Se hicieron la foto, dijeron que iban a curar el cáncer desde Castilla y Léon, todo el mundo les creyó, trincaron y se fueron.