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Recientemente publicamos un artículo sobre la cabina nebulizadora de dióxido de cloro de la empresa Intiai, y promocionada en diversos medios por el científico y divulgador José Antonio López Guerrero. El aparato, con pretendido valor para frenar los contagios del SARS-CoV-2, saldría en un futuro a la venta por unos 15 000€ la unidad, según comunicó la empresa por diversos medios [1].
Tras ofrecer a Intiai la opción de dar una réplica argumentada a nuestro artículo, Raúl Falcón [6], su director técnico, dijo que fue un error gramatical durante una entrevista la causa de afirmar que el compuesto estaba acreditado por ENAC. En concreto, dijo que «en el momento de dicha entrevista cometimos el error gramatical de afirmar que estaba certificado por ENAC cuando no era cierto. Está certificado por un laboratorio acreditado para ello». Como ya expusimos en el anterior reportaje, el dióxido de cloro había sido testado en un laboratorio que sí estaba acreditado por la ENAC, pero, al contrario de lo que afirmaba la empresa, su actividad viricida a 300 ppm está acreditada para exposiciones de cinco minutos, no de segundos, como se publicita por la empresa. Ahora bien, ¿pudo tratarse de un error gramatical?
En realidad, la cita de la supuesta acreditación de la ENAC para el dióxido de cloro no es solo de una entrevista, es de la página web de la empresa, que fue modificada antes de ofrecer su justificación. En su página web, a fecha de 2020, decían que su dióxido de cloro está acreditado por ENAC como desinfectante en exposiciones de 8 segundos [2]. De hecho, tras la publicación de este artículo, el 5 de enero de 2021 y poco antes de la justificación de la empresa, en su web modificaron que fuera la ENAC quien certificaba el compuesto, pero manteniendo la cifra falsa de los 8 segundos para dicha acreditación [3]. No obstante, durante el proceso de revisión y aporte de documentos, volvieron a modificar la información de su web, esta vez sí ajustándose a la realidad y reconociendo que los ensayos realizados en el IVAMI no eran a 8 segundos de exposición [4].
Pero no fue solo una cuestión de su página web. Intiai repartió panfletos publicitarios donde afirmaba de nuevo que el producto tenía eficacia acreditaba por la ENAC para exposiciones de 5 segundos. En estas fechas, tanto Guerrero como la empresa hacían promoción de la cabina en medios de comunicación, tanto televisivos como en prensa escrita.
Además, en su publicidad Intiai afirmaba que su cabina era útil para controlar pandemias y que su producto permitiría, junto al uso de mascarillas, reducir el ratio del virus hasta una cantidad controlable por los organismos sanitarios. Es de remarcar que, más allá de los ensayos independientes sobre el dióxido de cloro y los ensayos del mismo compuesto, pero en condiciones diferentes a los que se encuentran en una cabina de nebulización, Intiai no nos ha ofrecido ningún ensayo que demuestre que su cabina, en las condiciones reales de uso, tenga valor para controlar pandemias ni reducir la incidencia del virus. Todo esto sin tener en cuenta que el Ministerio de Sanidad nos ha confirmado que no existe ningún compuesto que tenga dióxido de cloro y que esté registrado para ser usado sobre personas y como desinfectante de uso higiénico, y que el Ministerio de Ciencia no aconseja adquirir ningún sistema basado en tecnologías de arrojar desinfectante sobre personas, todo ello explicado en el primer reportaje.
Por otro lado, tras la exposición pública de la investigación realizada, Falcón dijo que «la comercialización futura del producto no tiene como objetivo la desinfección de personas, sino la esterilización ambiental de accesos». No obstante, dos días antes de esa declaración y durante el proceso de revisión de la documentación aportada, en su web afirmaban que «tras la habilitación del paso del usuario, se activará una nebulización controlada con una mezcla de aire y dióxido de cloro a una concentración certificada por laboratorio acreditado por ENAC como eficiente ante el coronavirus, durante 5-8 segundos, que asegure una desinfección completa de la cabina y del exterior del usuario» [5]. Es decir, que sí afirmaban que su intención era desinfectar personas, algo que también afirmaban en su material publicitario que ofrecieron en diversos lugares.
Por último, cabe destacar en la respuesta de Falcón una falacia argumental conocida como falacia de autoridad. Básicamente, frente al peso de la evidencia en contra de su producto, que Guerrero presentaba en medios de comunicación como acreditado y efectivo, el director técnico de la empresa no tiene problema en recurrir al prestigio de su colaborador para intentar desacreditar las pruebas, ya que según Falcón «se mide a un científico por sus desarrollos, publicaciones y por el aporte a la sociedad o a la propia comunidad científica (medido en reconocimientos). En este caso JAL presenta un currículum contrastado, y veo que el autor pretende humillarlo pretendiendo con ello estar a la altura de él estando objetivamente (patentes, publicaciones y reconocimiento) a años luz de distancia». Es decir, que como Guerrero tiene un currículum científico mejor que el redactor de la noticia, las pruebas recabadas, testimonios de entidades certificadoras, el criterio del Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Ciencia, y todo lo demás, no servirían más que para intentar humillar al científico y, por ende, al producto que promociona la empresa de Falcón. A este respecto, y como dijo Antonio Machado, La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Referencias
[1] Artículo inicial
[3] Web del Intiai – 5 de enero de 2021
[4] Web del Intiai – 7 de enero de 2021
[5] Web del Intiai – 5 de enero de 2021, desinfección de personas
[6] Respuesta de Intiai a través de Raúl Falcón
![Fernando](https://ulum.es/wp-content/uploads/2023/04/fernando_avatar-100x100.jpg)
Fernando Cervera Rodríguez es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó un máster en Aproximaciones Moleculares en Ciencias de la Salud. Su labor investigadora ha estado centrada en aspectos ligados a la biología molecular y la salud humana. Ha escrito contenidos para varias plataformas y es redactor de la Revista Plaza y de Muy Interesante. Ha sido finalista del premio nacional Boehringer al periodismo sanitario y ganador del Premio Literario a la Divulgación Científica de la Ciutat de Benicarló en el año 2022. También ha publicado un libro con la Editorial Laetoli, que trata sobre escepticismo, estafas biomédicas y pseudociencias en general. El libro se titula “El arte de vender mierda”, y otro con la editorial Círculo Rojo y titulado “A favor de la experimentación animal”. Además, es miembro fundador de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.