Entre el optimismo y el pesimismo – Coronavirus

Los seres humanos somos una especie compleja. Capaces de miedos irracionales, pero también de ilusiones igual de reconfortantes que falsas. Frente a un dato que nos horrorizaría de ser cierto, generalmente elegimos ignorarlo mediante datos falsos, disonancias cognitivas o falacias argumentales. Y en la pandemia que nos ha tocado vivir estamos en un momento en el cual muchos se debaten entre el pesimismo y el optimismo. Y lo paradójico es que, en el escenario actual, hay más motivos para la esperanza que nunca. Pero a base de golpes, muchos de los que abrazaron ideas positivas ajenas a la evidencia al principio de la pandemia —esto es solo una gripe [1], en verano todo quedará en el olvido [2], la letalidad está disminuyendo a valores risibles [3]— ahora abrazan posturas contrarias. Y es que hemos evolucionado para detectar patrones y tendencias, y cuando uno se ha llevado demasiados palos seguidos piensa que todo lo que faltan por venir son, de hecho, más palos.

Es cierto que en el escenario actual hay muchas incógnitas, pero también hay algunas certezas. Las vacunas contra el SARS-CoV-2, algo con lo que no debíamos contar porque podían no haber ocurrido, finalmente sí que han llegado. Hay muchas de ellas disponibles y salvando vidas, y su gran variedad permitirá hacer frente a la pandemia desde muchos puntos de partida. El virus muta y se adapta —como hace todo ser evolutivo—, pero parece que la respuesta está siendo buena y la nueva generación de vacunas es más maleable que sus predecesoras. Esto permitirá adaptarlas de forma rápida si aparecen resistencias, y aunque no se puede asegurar que serán efectivas, el punto de partida es mucho mejor que el de hace un año. Además, la capacidad diagnóstica de los sistemas de salud ha mejorado muchísimo y el uso generalizado de mascarillas parece ser una barrera efectiva para frenar el virus.

En la balanza de lo negativo, como no, está la pulsión de no respetar las normas sanitarias que están aquí para proteger a los que más queremos. Por otro lado, la gestión de la pandemia desde el punto de vista político ha estado plagada de errores evitables, inexactitudes y mentiras, y la desinformación, que ha sido una constante durante esta pandemia incluso por parte de comunicadores científicos [4], sigue bien instalada en los medios de comunicación. Y por último, los sanitarios y científicos siguen abandonados por una administración que parece no entender que la solución pasa por ellos.

Pero, por suerte, el aprendizaje que nos ha traído hasta aquí como sociedad juega a nuestro favor. Conocemos al enemigo, tenemos herramientas para pararlo, y vendrán más y mejores en los próximos meses. Y todo el recorrido que hemos pagado —a un alto precio— sirve de algo. Sabemos qué medidas son efectivas y las tenemos a nuestra disposición.

Por ello, ante la situación actual, hay motivos para la esperanza. No de esa clase que nos ha traído hasta aquí y que se basaba en la negación o los bulos informativos. Tenemos mucho recorrido por delante y el mensaje no puede ser que estamos ante el final de la pandemia. El coronavirus ha llegado para quedarse, esa es la realidad, pero con el paso del tiempo será una enfermedad común que nos acompañará sin pena ni gloria, como cientos de otras que en el pasado también mataron a millones de personas. Y lo más importante, dentro de poco dejará de ser un tema de conversación y de dominar nuestras vidas. No impedirá que visitemos a nuestros seres queridos, no destruirá nuestro trabajo y no matara a miles por cada día de un interminable calendario negro. Esa será la nueva normalidad. Tan parecida a la vieja que no notaremos la diferencia. Y hasta que ese día llegue dentro de poco, mantengamos las mascarillas bien altas y las vacunas a flor de piel. No hay que dejar que el miedo domine nuestra vidas y empeore lo que ya de por sí es negativo. No corramos hacia los abismos que —hasta donde sabemos— no están ahí, porque a veces, de tanto pensar en ellos, puede parecernos que estamos cayendo de verdad.

[1] Letalidad del coronavirus – ULUM

[1] ¿Estamos contando bien ? – Valencia Plaza

[2] Verano y coronavirus – ULUM

[3] ¿Está bajando la letalidad del coronavirus?

[4] Coronavirus, un año después: Los divulgadores científicos y su papel en la desinformación

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