Texto escrito por Dani Martínez
Ayer, lunes, día en el que debíamos haber publicado nuestros contenidos, no lo pudimos hacer por una serie de catastróficas desdichas. Hoy, martes, iba a publicar un texto que tendréis que leer la semana que viene. Ayer vi algo que me cambió los esquemas y que no puedo dejar pasar. Algo que ha sido capaz de sacarme los colores por la vergüenza de tener que soportar que una barbaridad de este calibre esté tan cerca de mí aquí en Valencia. Ayer vi que se va a celebrar un Máster en Terapias complementarias a la salud y equilibrio personal en mi propia universidad, la Universidad de Valencia. La misma en la que magníficos profesores han trabajado duramente para enseñarme a tener una capacidad crítica frente a las ideas de fuera. La ciencia no es solo un conjunto de conocimiento, es también una forma de pensar decía una vez Carl Sagan.
Este curso, impartido por la misma universidad que me ha dado un título en ciencias biológicas, otro de un máster, y que ahora me acoge mientras realizo mi tesis doctoral, es la misma que va a impartir un máster en mentiras. Un máster que va a producir una generación más de estafadores de la salud que creen que mediante la imposición de manos te pueden curar un cáncer. Que mediante la observación de tu iris (que, ojo al dato, depende de tu signo del zodiaco) pueden detectar tu estado físico, emocional y mental. Que mediante la estimulación de ciertos puntos en pies, manos, nariz y orejas uno puede llegar a tener efectos beneficiosos en ciertos órganos del cuerpo por la reconducción de los canales de una energía llamada “chi”. Que los chakras tienen propiedades que únicamente la física cuántica puede estudiar y que nos afectan en la vida diaria. Que uno puede sanarse por la simple transmisión de una energía invisible entre el supuesto terapeuta y tú.
No nos equivoquemos, todo lo anterior es una farsa. Nada en esa lista se ha demostrado que funcione más allá del placebo, y todo aquel que venda curaciones milagrosas frente a problemas tan serios como el cáncer, el SIDA, el alzhéimer o un simple constipado es un estafador. Son personas que hacen daño a otras personas al dar falsas esperanzas, eliminar tratamientos médicos, y perpetuar la idea de que uno puede salvarse de todo eso con energía cuántica. Y es un problema serio porque esta gente no solo roba dinero de personas, también les roban su vida. Abandonar terapias médicas en pos de curaciones científicamente no contrastadas es una ingenuidad, y sobre todo, es peligroso. La medicina no es perfecta ni definitiva, pero desde luego es mucho más eficiente que cualquiera de las terapias arriba mencionadas.
Pelear contra este tipo de estafadores es costoso, muchísimo. Están amparados por huecos en la ley que les dejan campar a sus anchas en centros donde no se debería ejercer ningún tipo de actividad terapéutica. Son escurridizos como un pez que se quiere coger con las manos desnudas. Pero poco a poco la gente ha ido dando pasos hacia delante para detener a estos individuos, sobre todo con la creación de grupos como la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). Sin embargo destruir es mucho más sencillo que construir, y actos como la creación de este título de máster destrozan gran parte de la labor que estos grupos han hecho con sudor, esfuerzo y muchas horas de sueño quitadas.
Personalmente siento vergüenza de que mi universidad, el lugar donde aún me estoy criando intelectualmente, oferte este tipo de títulos despreciables y totalmente fuera de contexto de lo que debería ser una institución que estuviera en la vanguardia del conocimiento humano. Que haya profesores titulares y algún catedrático de la UV que apoyen este curso solo empeora las cosas, ya que la gente puede escudarse en que es un curso impartido por personas con estudios. Lo siento pero eso no es argumento de nada, bastantes premios Nobel la han cagado hasta el fondo por decir tonterías y estupideces.
Lo siento pero con la salud de la gente no se juega. No podemos permitir que este tipo de cursos se imparta en una sociedad que pretende avanzar. Casos como este solo producen que los tiempos del oscurantismo donde el chamán del poblado te curaba vuelvan a la actualidad. Porque al fin y al cabo, por mucho nombre rimbombante que le pongan a las terapias, no deja de ser «magia». Como dice Tim Minchin en su poema cantado Storm:
¿Sabes cómo llaman a la medicina alternativa que ha demostrado funcionar?
Medicina.
Y esta de regalo:
https://www.youtube.com/watch?v=Lnk1eoE8CbE
Daniel Martínez Martínez (@dan_martimarti) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó el máster Biología molecular, celular y genética. Realizó su doctorado a caballo entre el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) y el IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Su labor investigadora está centrada en el estudio de la relación entre la composición funcional y de diversidad de la microbiota humana, y el estado de salud-enfermedad de los individuos. Durante los últimos años ha mantenido una actividad de divulgación científica escrita, además de participar en la organización de eventos como Expociencia. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.
Los Máster son un negocio nada más, y si hay demanda lo pondrán coo opción.
Saludos.