Cuando los editores de esta modesta revista digital nos juntamos hace un año y medio llegamos a un acuerdo: no hablar demasiado sobre política y pseudociencias. Hoy me es imposible mantener mi promesa ya que algunos medios de comunicación muestran la idea falaz de que existe un debate científico sobre algunas pseudoterapias como la homeopatía, la terapia cuántica, la ozonoterapia o el biomagnetismo, por poner algunos ejemplos. La realidad es bien clara: todas esas prácticas están fuera de la medicina científica y además vulneran el código deontológico médico y la legislación actual.
Por mi activismo en contra del engaño que suponen las pseudoterapias me he visto inmerso en una serie de cuestiones que, con el corazón en la mano, puedo decir que me producen indignación y vergüenza. En este artículo no voy a explicar por qué las prácticas citadas anteriormente no funcionan —evidencias negativas sobre ellas las hay de sobra [1]—, y quiero centrarme en una palabra que mencioné antes: vergüenza.
Hace unas semanas Dani Martínez publicó en esta revista un texto alertando sobre un máster de la Universidad de Valencia que, entre otras cosas, iba a enseñar como cierta la imposición de manos hecha por curanderos [2]. Todo ello bajo el sello de la Universidad de Valencia y la Facultad de Enfermería. Pero ojo porque ese no era el único título de características fraudulentas que ofrecía la universidad sino también uno en homeopatía, acupuntura y terapias como la nutrición ortomolecular, la reflexología o la terapia neural (si queréis saber de qué tratan id al enlace número uno de las referencias). Detrás de ese segundo máster están, entre otros, la Facultad de Farmacia, el Colegio Oficial de Médicos de Valencia y empresas del sector pseudocientífico como Boirón o Labo Life [3]. Esta última compañía fabrica una variante de la homeopatía llamada microinmunoterapia y en su página web la anuncia como efectiva para tratar el cáncer y la hepatitis c [4].
Después de la indignación inicial coordiné desde la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas una recogida de firmas de personal científico. Pedíamos la retirada de ambos títulos y una reunión con el rector, además de una petición de posicionamiento por parte de la Universidad de Valencia en torno a las terapias pseudocientíficas que imparte en su máster: no olvidemos que al legitimar estas pseudoterapias la universidad fomenta el engaño, pérdida de derechos y daños ocurridos a los pacientes [5]. Nuestra petición de reunión fue atendida por parte del vicerrector de estudios de postgrado y uno de los dos títulos —el de la imposición de manos— fue eliminado. Por otro lado y aunque intentamos conseguirlo no hubo un posicionamiento científico de la Universidad de Valencia, y fue entonces cuando más gente apareció en escena.
El Colegio Oficial de Médicos de Valencia, al ver que el máster que organizaba junto a la Universidad de Valencia estaba en entredicho, salió a los medios de comunicación para defenderlo a capa y espada. De forma directa se pronunció a favor de la práctica de pseudoterapias siempre que estas fueran llevadas a cabo por médicos colegiados [6]. Aquí sería importante remarcar que el artículo 11.2 de la ley 7/2006 del 31 de mayo establece que es una actuación profesional irregular la que vulnera las normas deontológicas, y el artículo 18 de dicha ley además establece que es una infracción grave la vulneración de dichas normas. Además es importante recordar que ofrecer terapias no demostradas como si fueran efectivas entra en conflicto con muchos artículos del código deontológico médico, por ejemplo el 12.1 que obliga a dar información adecuada al paciente sobre las opciones clínicas, el 23.1 o el 25.3 que obligan al médico a respetar la evidencia científica incluso para actividades preventivas, o el artículo 26.2 que claramente dice que no son éticas las prácticas inspiradas en el charlatanismo, las carentes de base científica y que prometen a los enfermos la curación, los procedimientos ilusorios o insuficientemente probados que se proponen como eficaces. Todo esto fue presentado a la Universidad de Valencia en un informe que podéis encontrar en las referencias junto al análisis del máster y sus contenidos pseudocientíficos [7].
A pesar de nuestros esfuerzos diplomáticos y de que casi todos los contenidos del máster infringen el código deontológico médico, sus directores salieron a defenderlo de nuevo. Ahora bien, esa posición irracional tiene una explicación sabiendo que entre los directores del máster se encuentra Rafael Torres, miembro de la junta directiva del Colegio Oficial de Médicos de Valencia y dueño del Centro Médico Tao, donde entre otras pseudoterapias sin validez científica se imparte análisis cuántico, homeopatía y ozonoterapia [8]. Entre los argumentos para defender su máster Rafael Torres dijo que él es médico y yo solo una persona que en el pasado dio clases de matemáticas (así fue durante los tres años que coordiné la asignatura de matemáticas en la empresa Didàctic Educació Coop.), así que por ese hecho los contenidos de su máster eran científicos y yo estaba equivocado [9]. Además me acusó de mentir en mi currículum y una serie de cuestiones que, a decir verdad, me importan más bien poco: la homeopatía va a seguir sin funcionar e introducir ozono por el ano —tal cual hace Rafael Torres en su clínica— no puede tratar ninguna enfermedad.
A partir de este momento nuestra petición creció en firmantes y logramos reunirnos con algunos decanos de la universidad. Por otro lado en esos días ocurrió algo trascendental: Julián Rodríguez, presidente de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas, dio en el periódico El País un testimonio claro del peligro de estas pseudoterapias [10]. El debate acerca de este tipo de prácticas comenzó a ser interesante para muchos medios de comunicación y en medio todo el revuelo generado la Universidad de Barcelona, en un acto totalmente inesperado, decidió atender a razones y cancelar su máster de Homeopatía [11]. ¿Los motivos? Que como es lógico si la homeopatía no tiene ningún tipo de validez científica no puede enseñarse en una facultad de ciencias. A partir de ahí la cascada de reacciones fue tremenda y el Colegio de Médicos de Barcelona tuvo que posicionarse en contra de la homeopatía [12], y eso obligó también a la Organización Médica Colegial de España a decir algo al respecto: Juan José Rodríguez Sendín, su presidente, manifestó que la homeopatía es un proceso «ilusorio y engañoso» sin «ningún tipo de evidencia científica», por lo que negó que perteneciera al mundo de la medicina [13].
En medio de toda la vorágine de confesiones apareció de nuevo Boiron, que es la empresa homeopática por excelencia, anunciando a bombo y platillo una rueda de prensa para defender la homeopatía como ciencia. Pero ocurrió lo que suele ocurrir en estos casos: por mucha publicidad y dramatismo que uno le dé si algo no es verdad la gente se da cuenta tarde o temprano. Ante las preguntas de los periodistas la multinacional tuvo que admitir que no sabía cómo funcionan los productos que vende en farmacias de todo el mundo bajo la etiqueta de medicamentos [14].
Después de todos estos golpes algunos colegios de médicos provinciales fueron posicionándose poco a poco ante la vergüenza de ver que todo el mundo admitía que, efectivamente, las terapias alternativas no son más que un fraude que en el peor de los casos mata gente y en el mejor solo les roba su dinero.
Hasta aquí ha llegado la historia. Cabe decir que la Universidad de Valencia sigue sin posicionarse ante una pregunta sencilla y de cariz científico: ¿funciona la ozonoterapia, la terápia ortomolecular, la homeopatía, etc? Por otro lado el máster no ha sido cancelado a pesar de todo lo comentado y el Colegio Oficial de Médicos de Valencia tampoco ha cambiado su postura, a saber, que está bien engañar a un paciente siempre y cuando lo haga un médico.
Ahora lanzo mi reflexión: si desde hace décadas existen evidencias científicas que muestran que todas estas terapias no son más que un fraude, ¿qué han estado haciendo los colegios de médicos, las universidades y los colegios de farmacéuticos? ¿Va a resultar que en una semana todos se han dado cuenta de que estas terapias no funcionan? Lo triste es que muchos colegios profesionales y universidades, por motivos económicos en algunos casos y por incultura en otros, aún mantienen la mentira, como por ejemplo más de treinta sedes colegiales en nuestro país [15]. Hay organizaciones de homeópatas, como también las hay de terapeutas ortomoleculares, de practicantes de reiki o del biomagnetismo. Y, ¿qué hace el estado? Nada. De hecho muchas de las tiendas que imparten estas pseudoterapias incumplen la legislación actual de centros sanitarios al registrarse como no sanitarios y ofrecer sus pseudoterapias. Existen unos 15.000 establecimientos de esas características en España pero el número sería superior si le sumáramos los centros gestionados por médicos que venden servicios pseudocientíficos.
Los colegios profesionales dicen que hay que tener paciencia y convencer a los médicos que creen en estas cosas poco a poco, pero mi pregunta es, ¿entonces hay que dejar que sigan saltándose el código deontológico y que vulneren los derechos del paciente?, ¿si un médico colegiado quiere vender terapias fraudulentas hay que respetarlo? [16]. Yo creo que la administración pública debería decir algo al respecto, es sencillo. Por otro lado, ¿qué tendrían que hacer las universidades? En primer lugar no mentir a sus alumnos con contenidos que corrompen el sentido mismo de la universidad, y en segundo lugar posicionarse frente a un problema que han ayudado a crear. Aunque bueno, ¿quién sabe?, tal vez esté equivocado. Al fin y al cabo solamente soy una persona que dio clases de matemáticas.
Referencias
[1] Lista de pseudoterapias de la Apetp
[3] Enlace al máster
[6] Artículo colegio de médicos I
[7] Informe para la Universidad de Valencia
[8] Centro Médico Tao – Terapias
[9] Entrevista en el Valencia Plaza
[11] Barcelona: Máster de homeopatía
[12] Colegio de médicos de Barcelona: noticia
[13] Artículo sobre el Órgano Colegial de España
[14] Boiron: artículo de prensa
[15] Colegios de médicos con homeopatía – referencia
[16] Dr. Iturralde
[16] Dr. Chover
Fernando Cervera Rodríguez has a degree in Biological Sciences from the University of Valencia, where he also completed a master’s degree in Molecular Approaches in Health Sciences. His research work has focused on aspects related to molecular biology and human health. He has written content for various platforms and is an editor for Plaza Magazine and Muy Interesante. He has been a finalist for the Boehringer national award for health journalism and winner of the Literary Award for Scientific Dissemination of the Ciutat de Benicarló in 2022. He has also published a book with the Laetoli publishing house, which deals with skepticism, biomedical scams and pseudoscience in general. The book is entitled “The art of selling shit”, and another with the Círculo Rojo publishing house and entitled “In favor of animal experimentation”. In addition, he is a founding member of the Association to Protect the Patient from Pseudoscientific Therapies.
Buenos días, Fernando.
Enhorabuena por tu artículo, lleno de sentido común y de espíritu racional y crítico, cosas que le faltan a muchos Colegiados y profesionales de Universidades y diversos estamentos u organizaciones.
Para mi, la clave vergonzosa, por cierto, está en el negocio, la pasta, que, evidentemente muchas de esas personas que ejercen o defienden, o callan, ponen por delante de la salud y, por supuesto, de la evidencia científica. Creo que pocos titulados en medicina, enfermería, fisioterapia… estén realmente engañados o sean totalmente ignorantes de sus códigos deontológicos y de lo que es la ciencia.
También creo que hay muchísimo intrusismo, fuera de la Universidad y de Colegios Profesionales, favorecido por Internet -sus redes sociales- y muchas lagunas legales, que allanan el camino al negocio del «chamanismo» y que contagia o corrompe, de alguna forma, a algunos profesionales de la medicina, que no quieren quedarse fuera de la «pomada», dicho sea con segundas y terceras.
Yo tampoco soy un científico y aunque me saqué la licenciatura en químicas, allá por los años 80, mi carrera profesional ha ido por otros derroteros que nada tienen que ver.
Pero soy escéptico, de mente abierta a la ciencia, amante de la,divulgación científica y, sobre todo, crítico con los fraudes y timos diversos pseudocientíficos.
¡Ánimo Fernando y sigue con esta lucha! Somos muchos los que a través de las redes sociales, en cada foro o reunión donde surge el debate de esas terapias, defendemos la medicina basada en la evidencia científica y nos posicionamos beligerantes y contrarios al «chamanismo».