Texto escrito por Dani Martínez
Hoy vamos a hablar de videojuegos. Es una de mis grandes aficiones, llevo jugando a videojuegos desde que en mi casa entró una Master System II con el Alex Kidd preinstalado. Además, dentro de este mundo se pueden encontrar verdaderas joyas de la ciencia ficción, que se ven potenciadas por la interacción que tienes tú, como jugador, en el transcurso de la historia. Un libro siempre tendrá la posibilidad de tener un argumento más rico en detalles, más elaborado y más completo que otro medio; una película tendrá una gran dirección artística o unos buenos efectos especiales; pero en un juego se pueden combinar ambas cosas para crear verdaderos mundos de ciencia ficción donde el protagonista eres (de una u otra forma) tú.
El juego que nos ocupa esta entrada es el Dead Space, lanzado en 2008 por EA (Electronic Arts) para las consolas de sobremesa de entonces (PS3, Xbox 360) y PC. La historia gira en torno al rescate de una nave minera, allá por el año 2500, de la cual se ha perdido todo contacto. Para ello envían un equipo formado por un ingeniero llamado Isaac, una informática y algunas personas más. Cuando llegan a la USG Ishimura, que es el nombre de esta nave, se encuentran que parece estar abandonada. Tras un suceso algo extraño, nos ponemos en la piel y traje de Isaac, y nuestro trabajo es intentar descubrir qué está pasando en la nave. ¿No os suena de nada? Efectivamente, el planteamiento original bebe mucho de la película de Alien.
Pero no solo la base de la historia bebe de ahí, sino toda la ambientación en general. Al igual que la clásica película de Ridley Scott, lo que prima en todo momento es la tensión, que aquí se logra en base a dos elementos principalmente. El primero es la tensión de no saber qué te aguadará en la siguiente esquina, y os aseguro que está genialmente conseguido. El segundo elemento tiene que ver con el primero, y es la maniobrabilidad del personaje principal. Es decir, el señor Isaac va metido en un traje de seguridad y éste tiene un peso, el cual se hace notar a cada paso que damos. Nos ofrece seguridad, sí, pero también mucha tosquedad, dificultad a la hora de girar o lentitud a la hora de escapar. Porque aquí se combate, no es ningún secreto. Si sumamos ambas partes tenemos como resultado final un juego donde la presión que uno siente es casi constante y con algunos picos muy altos. De hecho, yo que no estaba acostumbrado a jugar a este tipo de juegos, tenía que parar cada cierto rato porque costaba seguir.
Otro de los elementos que resultan muy buenos aquí es la ambientación. Como podréis ver en la introducción en castellano que os he colgado aquí, el juego tiene una tonalidad oscura típica de este tipo de género. En la Ishimura estás tú solo, y eso te lo hacen notar a cada paso. Pasillos oscuros, luces que de pronto se apagan, trayectos fuera de la nave donde solo oyes tu propia respiración y los sonidos de los enemigos acercándose… Todo esto con un apartado sonoro muy bueno, con una música que acompaña perfectamente a cada momento, y un gran doblaje al castellano, lo cual es muy de agradecer.
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Fue sin duda una gran sorpresa en su día, y aún hoy sigue siendo un auténtico juegazo que todo amante de los géneros de ciencia ficción o survival horror deberían jugar. Además la sorpresa fue mayor porque era una producción de EA, compañía que nos tiene acostumbrados a innovar poco y a meternos refritos de juegos año sí y año también. De hecho se hicieron un par de continuaciones más en consolas y PC (aparte de otras menores) que para mí no están a la altura pero que igualmente resultan entretenidas. Hablaremos de ellas en otra ocasión.
Daniel Martínez Martínez (@dan_martimarti) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó el máster Biología molecular, celular y genética. Realizó su doctorado a caballo entre el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) y el IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Su labor investigadora está centrada en el estudio de la relación entre la composición funcional y de diversidad de la microbiota humana, y el estado de salud-enfermedad de los individuos. Durante los últimos años ha mantenido una actividad de divulgación científica escrita, además de participar en la organización de eventos como Expociencia. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.
Yo también jugaba a este juego. Impresionante.