Grandes exploradores II. Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano

¿Quién no lo dejaría todo para tomarse un año sabático y dar la vuelta al mundo? Todo un año para surcar bravíos mares, para sufrir la sed del desierto, para admirar la majestuosidad de las grandes cordilleras y dejarse perder entre calles infinitas de sobredimensionadas urbes. Todo un año para intercambiar historias con gentes de toda raza y condición, pararse atónito ante fiordos y arrecifes de coral, tundras y verdes palmeras, escuchar sobrecogido los sonidos que rigen sobre el asfalto metropolitano y el silencio impenetrable de olvidados rincones. Sería un magnífica aventura que todos deberíamos tener como derecho vital, a fin de de conocer nuestro mundo, como método infalible para conocernos a nosotros mismos y especialmente, para poder hablar con un poco más de propiedad de lo que habitualmente no hacemos. Una inyección de sentido común que estaría con nosotros el resto de nuestras vidas.

Hernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano no se tomaron precisamente un año sabático, pero sin duda vivieron una aventura extraordinaria, ni más ni menos que la primera circunnavegación alrededor del mundo.

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Hernando de Magallanes
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Juan Sebastián Elcano

Magallanes nació en 1480 en Sabrosa, Portugal y ya desde joven mostró su interés por ver mundo y por las operaciones de conquista, alistándose con 25 años a la Armada de la India, una flota de veintidós naves que tenía por objetivo trasladar hasta aquellas tierras a Francisco de Almeida, el que iba a ser el nuevo Virrey de la India. Viajó hasta 1515 en otras tantas expediciones en el sureste asiático y África. Todo ello en un contexto histórico en el cual España y Portugal se disputaban la hegemonía mundial, hasta tal punto que dividieron el mundo en dos partes, donde cada una de las cuales era susceptible de ser conquistada por cada una de las coronas. Un trato para minimizar las agresiones entre ibéricos y maximizar los beneficios de la conquista imperialista, y que fue cerrado en un lugar de Castilla llamado Tordesillas un 7 de Junio de 1494. Casi parece inverosímil que estos dos países tuvieran tal poder, a tenor del que poseen ahora.

Tordesillas
Reparto de las rutas de navegación y conquista según el Tratado de Tordesillas (Fuente: http://csfb-sociales2.blogspot.com.es/ )

 

Después de ser acusado por comercio ilegal con el enemigo en Marruecos, Magallanes regresó a Lisboa y mientras su caso era estudiado, se puso a investigar sobre cartas de navegación y temas relacionados. Además, su amistad con el matemático y cosmógrafo Rui Faleiro le llevó interesarse sobre el tema de la esfericidad terrestre, cuestión que aún entonces no estaba del todo aclarada, y a centrarse con todas sus fuerzas en el que sería su gran proyecto y por lo que ha sido reconocido históricamente, llegar a las Indias y, más concretamente, a las Islas Molucas (o de las Especerías, como se las conocía antaño) siguiendo la ruta del Oeste.

Su proyecto fue rechazado por el rey Manuel I de Portugal, al igual que su antecesor Juan II rechazó el proyecto de Colón. Sin embargo, Carlos I aceptó que la monarquía española financiara la expedición, en parte por la creencia de que las Molucas se encontraban entre los meridianos españoles. Quedaba claro cuál de los dos países invertía más en I+D por aquellos tiempos, la apuesta por las locuras de hombres muy cuerdos que, como resultado, generaron miles de veces más beneficios para el Reino de España que los costes de estas expediciones casi suicidas.

La expedición partió de Sevilla el 10 de Agosto de 1519 con un Magallanes que había renunciando a su ciudadanía portuguesa y un Rui Faleiro que finalmente no embarco por razones todavía no claras, a pesar de haber sido el gran cerebro del proyecto. Se dice que se volvió loco, o que su fuerte creencia en la astrología le invito a quedarse en tierra frente a un pronóstico que mostraba una muerte violenta, y también se dice que a la Corona española no le hacía demasiada gracia que los líderes de la expedición fuesen todos de origen luso. Recorrieron hacia el sur los mares castellanos, con la intención de descubrir un paso más al sur todavía, del cual tanto Faleiro como Magallanes estaban muy convencidos de su existencia. Aunque no tanto los demás capitanes, lo que provocó, junto a la crudeza del invierno patagónico, una serie de motines que se resolvieron con violencia y tras los cuales Magallanes consiguió afianzar su liderazgo. Tras ello, llegaron a Tierra de Fuego (nombre dado por las fogatas que encendían los indígenas de la zona), y cruzaron el estrecho que hoy lleva su nombre para encontrarse de lleno con el nuevo océano, el Pacífico, tal y como ellos lo bautizaron al encontrarse grandes calmas en su transcurrir.

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Flota de la expedición en su partida desde Sevilla (Fuente:Wikipedia)

Los cálculos pronosticaban un viaje por el Pacífico mucho más corto de lo que en realidad fue, y los víveres comenzaron a escasear a lo largo de un eterno recorrido sin avistar tierra y, por tanto, sin posibilidad alguna de reponer suministros. La situación fue descrita de forma bastante gráfica por Antonio Pigaffeta,  el cronista de la expedición:

“La galleta que comíamos ya no era más pan sino un polvo lleno de gusanos que habían devorado toda su sustancia. Además, tenía un olor fétido insoportable porque estaba impregnada de orina de ratas. El agua que bebíamos era pútrida y hedionda. Por no morir de hambre, nos hemos visto obligados a comer los trozos de cuero que cubrían el mástil mayor a fin de que las cuerdas no se estropeen contra la madera… Muy a menudo, estábamos reducidos a alimentarnos de aserrín; y las ratas, tan repugnantes para el hombre, se habían vuelto un alimento tan buscado, que se pagaba hasta medio ducado por cada una de ellas… Y no era todo. Nuestra más grande desgracia llegó cuando nos vimos atacados por una especie de enfermedad que nos inflaba las mandíbulas hasta que nuestros dientes quedaban escondidos… “.

Motines sangrientos, hambre y escorbuto, y más de 100 días sin avistar tierras fueron fatales para la tripulación por lo que tan solo llegaron 110 marinos de los 234 iniciales y 3 de las 5 carabelas. Pero aún más fatal fue el desembarco en la isla de Mactán (Filipinas) para Magallanes (6 de Marzo de 1521), pues fue allí fue donde cayó muerto a manos de los indígenas, intentando ayudar a una tribu frente a otra tribu vecina a cambio de un apoyo a los españoles desde los confines del mundo. Diplomacia mortal.

Como la tripulación restante era demasiado escasa para las tres carabelas, se decidió incendiar La Concepción y partir hacia Las Molucas, objetivo final del proyecto. Allí se decidió dividir los rumbos de las naves restantes a fin de minimizar los riesgos de navegar por los mares portugueses, así La Trinidad partió rumbo a Panamá pero no volvió nunca a España, mientras tanto la nao Victoria, capitaneada por el vasco Juan Sebastián Elcano bordeo África, siempre con la amenaza constante de los portugueses y con las adversidades propias de tan largo viaje, hasta que por fin, el 6 de Septiembre de 1522 llegaron al puerto de Sanlúcar de Barrameda, tres años después, con una sola nave y solo dieciocho hombres casi sobrenaturales a los que su fuerza natural, o la diosa suerte, o ambas en comunión, les otorgaron el privilegio de poder contar semejante hazaña.

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Recorrido realizado por la expedición. www.poetaanton.es
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Playa en las Islas Molucas, objetivo final del proyecto de Magallanes como también lo fue del proyecto de Colón

Aportación a la ciencia

La máxima aportación a la ciencia de esta expedición fue sin duda aplacar de una vez y para siempre la cuestión de la esfericidad terrestre. Salieron de Sevilla por el Oeste y llegaron a Sevilla por el este, y por lo tanto ya no cabía discusión posible, la Tierra era redonda.

Como ya he dicho, Rui Faleiro fue el gran desarrollador del proyecto, aunque finalmente no tomara parte de él, y es muy digna de mención su aportación como matemático y cosmógrafo, pues fue el hombre que sentó las bases de la declinación magnética (diferencia entre el norte geográfico y magnético), y que permite la averiguación de la longitud a partir de la posición del observador, algo de vital importancia para la navegación.

Por otro lado, como en tantas expediciones que vendrían después, en esta se descubrieron multitud de nuevas especies vegetales y animales, empezándose a hacer común entre los occidentales productos como el clavo, el jengibre y la nuez moscada, y si bien es verdad que árabes y chinos ya habían visitado estas islas con anterioridad y comerciado con tales especias, españoles y portugueses le dieron otra dimensión y se disputaron ferozmente su dominio hasta que finalmente los holandeses se hicieron con ellas por más de dos siglos.

En esta época inicial de las grandes expediciones y los largos viajes marinos, empieza a observarse con frecuencia una enfermedad  “que inflaba las mandíbulas hasta quedar los dientes escondidos” tal y como describe el cronista de la expedición, se trata del escorbuto que es provocado por la deficiencia de vitamina C, y que a todas luces aún desconocían a tenor de esa descripción. Los supervivientes pudieron observar de primera mano como se desarrollaba tal enfermedad y contarlo después como aviso a otros marinos.

Conclusiones

Quiero exponer una conclusión que extraigo de esta maravillosa y también dura historia de viajes, aprendizajes y penurias, una especie de alegato final en consecuencia a varias circunstancias que propiciaron estos viajes y que pueden tener su reflejo en el contexto histórico actual, al igual que lo han podido tener en tiempos pasados y seguramente lo tengan en los futuros. Antes diré que aunque me resulten interesantes por su relevancia no me agradan demasiado los contextos imperialistas, pues el fin último era someter y expoliar, para agrandar el espíritu de una suerte de patria divina que podía estar por encima del bien y del mal, mientras el pueblo era condenado a la más cruda de las miserias. Dicho esto, vemos que la actitud de los reyes de Portugal, tanto con Colón como con Magallanes, fue de desprecio hacia las nuevas ideas, hacia proyectos novedosos y basados en las cabalas y estudios de los promotores. Sin embargo, en ambos casos los reyes españoles estuvieron más receptivos ante los mismos proyectos y a cambio obtuvieron la conquista de América y de las Filipinas, y por tanto aquel imperio donde nunca se ponía el Sol. Con esto quiero decir que quién toma las decisiones en nuestros tiempos también pueden tener mayor o menor conocimiento, o mayor o menor sensibilidad, y por tanto podrá financiar en función de razones fundadas o razones totalmente absurdas, y sabiendo que en la actualidad la mayoría del poder se concentra en manos de abogados y afines, es necesario que la gente de ciencia tome cada vez más presencia en la toma de decisiones y se rompa de una vez por todas esa barrera hacia la acción pública que parecemos tener este colectivo.

Si, señores, nosotros también tenemos culpa de la baja representación de científicos en las instituciones (y máxime en las que implican temas científicos) a causa de nuestro masivo  inmovilismo. Quejarnos en el bar ha estado muy bien, pero si no queremos ser Colón o Magallanes ante los reyes de Portugal, tendremos que hacer algo más. ¿Qué vas a hacer tú?

 

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