¿Qué hemos aprendido del paciente reinfectado de coronavirus?

Según ha informado un grupo de investigación de la universidad de Hong Kong a través de un comunicado, se ha detectado un caso bien trazado de reinfección por coronavirus [1]. Al parecer, el genoma de la población vírica del paciente actual indica que la infección es producto de sus vacaciones en España, y no de la infección que sufrió en el pasado.

Muchos medios se han lanzado al titular de que esto significa que la inmunidad no es duradera en el caso de infección por coronavirus. Esta afirmación carece de base, porque a partir de un caso no se puede inferir una tendencia. Ahora bien, hay más evidencias de que este no sería el único caso, por ejemplo hay indicios de otros reinfectados en Países Bajos y Bélgica, que parecen seguir una tendencia común con el de Hong Kong: el genoma del virus detectado indicaría que se trataría de una reinfección [2].

Estos casos nos indican que las reinfecciones son posibles, pero la misma precaución que se pide para anunciar que la inmunidad frente al nuevo virus no es duradera, debería asumirse a la hora de decir que una vacuna será efectiva a largo plazo o que la inmunidad después de pasar el coronavirus también será duradera. Ninguno de los dos extremos es una certeza.

Los principales medios de comunicación del país, incluso algunos divulgadores científicos y periodistas de prestigio, llevan meses hablando de conceptos de inmunidad de grupo, cuando con otros coronavirus no es posible hacerlo, puesto que un mismo individuo puede contagiarse dos veces de la misma enfermedad en cortos periodos de tiempo.

Por delante quedan incógnitas por resolver, ¿los reinfectados son un dato anecdótico? ¿Se enfrentan a menores síntomas en segundas y terceras infecciones? ¿Se puede hablar de que ya haya cepas de la enfermedad? ¿Y de que este fenómeno ayude a la reinfección? Y lo más importante, ¿cómo de probable serán las reinfecciones con el tiempo?

Cualquier plan que termine con la palabra vacuna o inmunidad de grupo, ya venga por parte de instituciones sanitarias o políticas, estará sujeto a estas incógnitas. Y no ser conscientes de la realidad de que nos enfrentamos a una enfermedad desconocida, cuyos parientes más cercanos ofrecen mucha variabilidad en cuanto a inmunidad duradera y letalidad, puede llevar a países a intentar alcanzar una supuesta inmunidad de grupo que a larga se vea que no puede ser conseguida, y dejar por el camino decenas de miles de muertos a cambio de nada. Estrategias como estas han sido propuestas en Reino Unido, Estados Unidos y Suecia. Incluso la comunidad de Madrid tonteó con la idea de un pasaporte serológico, asumiendo que haber pasado la enfermedad impedía volver a contraerla o contagiarla. Y no habría nada más inhumano y cruel que pagar en vidas el precio de algo que ni siquiera se sabe si puede ser alcanzado.

Así pues, cuando desde un medio de comunicación alguien venda la certeza de que la inmunidad frente al coronavirus es o no es duradera, lo único que el lector debe saber es que no se sabe la respuesta a esa cuestión, y cualquier plan a futuro debe contemplar ambas opciones

[1] Coronavirus Hong Kong

[2] Reinfección Bélgica y Holanda

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