Falacias lógicas, parte II

Seguimos con otra entrega más de falacias lógicas. En la primera repasamos algunas que suelen aparecer en cualquier discusión: con tus amigos, con tu tío, con el cuñado pesado que cree saber de todo, o con la vecina del quinto. Aprendimos que uno no se debe dejar llevar por que algo lo haya dicho tal o cual señor, o que es lo que la mayoría cree por ejemplo. Pero no os confiéis amigos míos, las falacias lógicas se esconden en muchos más lugares de los que os creéis, y seguramente vuestro cuñado os la siga colando como antes, pero de formas distintas. Así que vamos con una nueva remesa de argumentos falsos.

Apelación al miedo.

Este falso argumento lo podemos encontrar en muchísimos lugares. De hecho, si alguien ha leído el libro de mi amigo, compañero y coeditor de la revista Fernando Cervera, sabréis a lo que me refiero. Éste suele ser uno de los argumentos preferidos por vende-humos para eso, para venderte su mierda. Se basa en hacer crecer tu miedo respecto a algo para que confíes en lo que te están diciendo o vendiendo. Pongamos un ejemplo sencillo:

“Yo que tú no compraría medicamentos de las farmacéuticas. Lo único que hacen es sanarte lo justo para que te sientas algo mejor, pero nunca llegan a curarte del todo para que sigas comprando su fármaco”

Es el típico “argumento” que utilizan los vendedores de reiki, homeopatía, acupuntura, biomagnetismo, sanación por pirámides, sanación por arquetipos geométricos, conspiranoicos, vendedores de agua estructurada y otros muchos más. Es un argumento falaz por el simple hecho de que utilizan el miedo como apoyo de su afirmación.

Es como si de pronto yo fuera diciendo que mejor alejarse de un compuesto mortal llamado el monóxido de dihidrógeno, porque he visto a gente morir por sobredosis o por falta del mismo, y que una vez que empiezas a consumirlo no puedes parar. La gente se asustaría, hasta que les dijese que ese compuesto es agua.

Apelación a la naturaleza

Esta es de mis favoritas, lo reconozco. Quizá sea por mi base como biólogo, pero es una que he escuchado en demasiadas ocasiones. Esta falacia se basa en que si algo es natural, es bueno. Y si algo no es natural, entonces no es bueno, claro está. De hecho, suele ir acompañada a veces por la anterior falacia que hemos descrito. Y digo que estoy acostumbrado a oírla porque es uno de los argumentos preferidos por los anti-transgénicos (alterar genes es malo porque rompe la naturaleza), o por los vendedores de remedios mágicos (este remedio es natural, por lo tanto es mejor que una pastilla).

Es un error creer que algo, por ser natural, ha de ser bueno. Los tornados, tsunamis y terremotos son todos naturales y no creo que a nadie le guste estar en medio de uno de ellos. Pues lo mismo aplica para las plantas medicinales o los transgénicos en general. Pero este último tema será algo que trataremos en alguna entrada próxima con la profundidad que se merece.

Evidencia anecdótica

Este es otro tipo de falacia que suele ir asociada a alguna de las de arriba, y es que muchas veces van en pares o grupos. Una “jauría de falacias” siempre es más eficiente que una sola. Pero bueno, que me pierdo. Este tipo de falacias las hemos escuchado millones de veces, e incluso estoy seguro que las habréis utilizado alguna vez. Son algo así como:

“Pues me da igual lo que digan, mi primo cuarto por parte de cuñado se bebía todos los días botella y media de vino y ha vivido más de 80 años, así que yo voy a hacer lo mismo»

Sí, es el típico “pues a mí me funciona”. El principal fallo de este falaz argumento es que, por mucho que tu tío abuelo viviera hasta los 90 años convirtiéndose casi en accionista mayoritario de Camel por el tabaco que fumaba, no es una prueba total de que fumar mucho no implica una serie de perjuicios contra la salud. En toda estadística que siga una distribución normal, siempre hay casos extremos en ambos espectros. Porque claro, se le presta mucha menos atención a aquel joven que murió con 35 años de un ataque al corazón sin haber fumado nunca, y llevando una vida totalmente sana. Con esto me refiero a que un solo caso no dice absolutamente nada.

Además, es una falacia que suele estar unida a los vende-humos que he mencionado arriba. Esta… “gente” se nutre muchas veces de testimonios de particulares (y apuesto a que falsos en buen número) sobre personas que se han curado mágicamente por la terapia en cuestión, ya sea por haberle pasado unos imanes por el cuerpo o porque se tomó una solución de agua que había memorizado el color del cuarzo blanco. Lo que siempre le falta a estos vendedores de humo son estadísticas de verdad, que demuestren que sus terapias tienen algún tipo de efecto más allá del placebo. Pero bueno aún seguimos esperando.

Y hasta aquí esta entrega, en la siguiente veremos unas cuantas falacias más para que en la siguiente comida familiar podáis desmontar cualquier cosa extraña que oigáis de ese pariente lejano que hace 10 años que no veis.

PD: no lo puse en la anterior entrega, pero estoy sacando los tipos de falacias de esta imagen.

PD2: y aquí tenéis las entradas sobre falacias

Parte I
Parte III
Parte IV
Parte V
Parte VI

Daniel Martinez

Daniel Martínez Martínez (@dan_martimarti) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó el máster Biología molecular, celular y genética. Realizó su doctorado a caballo entre el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) y el IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Su labor investigadora está centrada en el estudio de la relación entre la composición funcional y de diversidad de la microbiota humana, y el estado de salud-enfermedad de los individuos. Durante los últimos años ha mantenido una actividad de divulgación científica escrita, además de participar en la organización de eventos como Expociencia. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.