Crítica de cine: Coherence

Ocho actores. Una casa donde solo aparecen unas pocas partes de su interior y exterior. Una propuesta inicial interesante. Solo tres ingredientes. No hace falta más cuando eres capaz de contar una historia interesante. Olvidaos de caros efectos especiales, cientos de secundarios y extras, o de numerosas y exóticas localizaciones. No hacen falta, muchas veces los productores y directores varios se olvidan que un buen guión es la base de una historia, y que los actores más competentes no siempre son aquellos con más caché.

La historia empieza de forma simple, no podía ser de otra manera. Un grupo de amigos, ocho para ser más exactos, se reúnen para celebrar el fin de año en la casa de uno de ellos. Estos instantes iniciales nos permiten tomar cercanía con ellos, son personas que las podrías encontrarte normalmente en cualquier lugar. Entre los chascarrillos que se sueltan unos a otros antes de sentarse a cenar, comentan, como simple curiosidad, sobre el cometa que ahora mismo está volando sobre sus cabezas, perfectamente visible en una oscura noche invernal. Al fin y al cabo el paso de los cometas ha sido algo que ha interesado a la humanidad desde hace mucho tiempo.

Los amigos se sientan a cenar, en una nada excepcional posición de cada uno con su pareja. En la mesa, cada uno tiene su vaso para la bebida preparado. Sacan los móviles de los bolsillos para que no les molesten. Vaya, justo a uno de ellos se le acaba de romper la pantalla. Es lo que tienen los nuevos smartphones, son más frágiles de lo que parecen. Pero que no os engañe la cotidianeidad de la situación ni la naturalidad con la que se desarrolla la conversación durante la cena. La simpleza con la que todo empieza no es más que la disposición de las piezas en el tablero, todo va a cambiar pronto. De repente, las luces se apagan en todo el vecindario salvo en un par de casas a unos cuantos cientos de metros.

¡Y hasta aquí puede uno hablar! Decir más sería estropear el argumento de esta magnífica película de ciencia ficción e intriga. Es ciertamente alentador ver que el primer trabajo de su director, Bykrit, le ha salido tan redondo. Es una muestra más de cómo hacer una buena película partiendo de la base, tener una buena historia y sobre todo, saber contarla con calidad. En este film se juntan elementos que atañen al famoso experimento mental del gato de Schrödinger como al factor psicológico de los propios personajes. Los cuales, de hecho, no dejan de ser personas normales como ya he comentado, las cuales se ven inmersas en unos acontecimientos que difícilmente podrían haber pensado previamente.

El guión está escrito de una forma bastante sólida y no tiene fallos muy clamorosos. Además, la película te invita a estar completamente atento a cualquier detalle que aparece en pantalla, pues el más pequeño de ellos puede ser una pista clave en saber qué demonios está pasando. O no. Pero lo cierto es que esta película es divertida a muchos niveles, tanto por la originalidad de su trama, como por este detalle que os comento, intentar no perderse nada para ir acoplando poco a poco las piezas del complejo rompecabezas que se nos presenta. De hecho, cuando la vi junto a dos amigos (uno de ellos es el otro editor de esta página) de vez en cuando comentábamos nuestras hipótesis sobre lo que estaba pasando, y comentábamos de qué detalles nos habíamos dado cuenta unos y otros.

Este fin de semana se acaba de estrenar en España y desde aquí os recomendamos encarecidamente que vayáis a verla si os gusta ese subgénero de la ciencia ficción que es más de pensar que de ver explosiones. O si simplemente disfrutáis de un buen guion. La película lo merece. Pero tened cuidado, nadie sabe qué está pasando ahí fuera, así que sed precavidos, encended unas cuantas barras luminosas para que os aclaren el camino, y aventuraos en lo desconocido de Coherence.

1 comentario en «Crítica de cine: Coherence»

  1. ¡Gran película! es tal cual como lo decís, acabás prestando atención a cualquier mínimo movimiento de los personajes por si puede ser relevante.

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