Texto y fotografías por Dani Martínez
El otro día hablamos del primero de los tres aspectos fundamentales que uno controla en el modo manual de una cámara réflex, y por el cual maneja la velocidad a la que le dejamos a la luz entrar al sensor. Ese primer factor depende del cuerpo de la cámara únicamente, y puede llegar a velocidades de 1/16000 segundos, perfecto para capturar cuerpos que se mueven a altas velocidades como aviones, motos o la gente cuando va a las rebajas. Sin embargo, la apertura focal depende única y exclusivamente de los objetivos, los cuales suelen concentrar realmente casi lo más importante para hacer fotos. Es por ello que su precio suele ser incluso superior a los cuerpos de las mejores cámaras, pues un objetivo que reúna unas características dignas de un profesional se puede subir fácilmente al rango de los miles de euros. Maldita afición que se busca uno, oiga.
Apertura focal. El nombre es ya bastante explicativo, pero vamos a intentar detallar lo que esto conlleva. Todos los objetivos de cámara réflex están compuestos por sistemas de lentes característicos de cada uno que les dotan de sus magníficas propiedades. Pero además, comparten un elemento en común: todos llevan un diafragma que modifica la cantidad de luz que puede entrar. Este diafragma se abre y cierra a modo de forma similar a como lo hace nuestra pupila, solo que éste lo podemos controlar de forma manual para ser nosotros los que definamos la cantidad de luz que entra al sensor. Como veis, otra vez estamos hablando de la luz que entra al sensor, ya que la apertura focal es el factor (junto con la velocidad de obturación) que más tiene que ver en la cantidad de luz que dejamos pasar. A mayor apertura focal, más luz. Simple, ¿no?
Ahora bien, esta simpleza esconde bastantes triquiñuelas, y vamos a tener que usar un poquito de física para entenderla, en concreto nos vamos a valer de la óptica. Primero de todo, definamos algunos conceptos básicos como qué es el foco o la distancia focal en una lente. Para no liarnos, vamos a basarnos en la imagen que tenemos abajo y vamos a decir que el foco es el punto donde los rayos de luz convergen desde un cierto origen (el punto de unión de ambas flechas, marcado con F), y que la distancia focal es la distancia propia desde el centro de la lente hasta el foco. No es tan complicado, ¿a que no?
Como veis, tanto el foco como la cantidad de luz que entra al sensor dependen de cuánto mida el diámetro de la pupila de entrada. Cuanto mayor sea ésta, más cantidad de luz, y menor distancia focal. Esto es de gran importancia para explicar la relevancia de este parámetro en fotografía, pues aparte de la luminosidad de un objetivo también podremos modificar lo que se denomina como profundidad de campo.
Oh, vaya, ¡otro concepto más! Pero no os preocupéis, que realmente se deriva de lo anteriormente dicho. La profundidad de campo viene a ser lo enfocado o desenfocado que aparece lo que hay delante y detrás de lo que nosotros hayamos enfocado al hacer la foto. ¿Queréis ejemplos? Pues mirad las fotos de abajo. En la primera vemos que se ha enfocado un punto en concreto de la imagen, y todo lo demás aparece difuminado. Sin embargo, en la siguiente imagen, la del castillo de Chirel, aparece todo bien enfocado independientemente de la distancia que hubiera hasta nosotros. Es una diferencia sustancial, ¿no creéis?
Bien, esto se debe justamente a lo que hemos hablado más arriba. Al cerrar el diafragma de nuestro objetivo es cierto que permitimos que la luz entre en mucha menos cantidad que antes, sí, pero también nos permite que la distancia enfocada sea mucho mayor. Este efecto se debe a que al disminuir el diámetro de la pupila, la diferencia de distancia que hay entre los rayos de luz que van hacia el objetivo sea mucho menor que si el diámetro fuese más alto. Es decir, que la cantidad de imagen que queda enfocada es mayor cuando cerramos el diafragma, y menor cuando abrimos el diafragma. Esta imagen nos sirve para ejemplificar esto que estamos comentando.
Bien, hablemos un poco ahora de dónde está situada la información de la apertura focal en los objetivos. Cuando os compráis uno, normalmente viene la información de la distancia focal del mismo (algo que trataremos en otra entrada), y el rango de apertura focal, denominado valor F. Rango, sí, porque como ya os he dicho, el diafragma es algo que abrimos y cerramos a voluntad. Lo que importa son los límites de ese rango, y de forma concreta, cuanto más pequeño sea el valor del extremo, mayor apertura focal. Aunque os suene raro tiene una explicación. Por ejemplo vemos que un objetivo tiene un rango de apertura focal de 1.8 a 16, entonces decimos que su mayor apertura focal es 1.8 porque el valor F realmente es la inversa de esos valores. Es decir, que es 1/1.8, valor mayor que 1/16. Las matemáticas no fallan.
Gracias a este parámetro tenemos un poder muy alto sobre la forma en la que la foto sale al disparar el objetivo. Podemos hacer que la atención se centre sobre un objeto con una gran apertura focal si, por ejemplo, estamos haciendo un retrato. Efecto denominado bokeh. Por el contrario, si no queremos desviar la atención sobre un objeto de esa manera y queremos que salga todo bien enfocado, utilizaremos una apertura pequeña. Por ejemplo, en paisajes se utilizan aperturas pequeñas para que nada pierda detalle. Todo esto, unido con la velocidad de obturación, y con otras características que derivan de estos parámetros en otras condiciones (de noche por ejemplo), nos permite jugar con los elementos para conseguir esas fotografías de las que después estamos tan orgullosos. Pero eso no es todo, todavía queda el último componente, que deriva de la herencia que las cámaras digitales le deben a las cámaras analógicas.
Cámaras réflex, lo básico: velocidad de obturación
Daniel Martínez Martínez (@dan_martimarti) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó el máster Biología molecular, celular y genética. Realizó su doctorado a caballo entre el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) y el IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Su labor investigadora está centrada en el estudio de la relación entre la composición funcional y de diversidad de la microbiota humana, y el estado de salud-enfermedad de los individuos. Durante los últimos años ha mantenido una actividad de divulgación científica escrita, además de participar en la organización de eventos como Expociencia. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.
El texto está bastante bien, y concretamente la relación entre el diafragma de entrada y el enfoque no lo conocía. Las fotos del post anterior realmente son muy chulas.
Sin embargo, me vas a permitir un par de pequeñas puntualizaciones. Dices: «el foco es el punto donde los rayos de luz convergen desde un cierto origen.» Mmmmmm, no del todo. El foco es el punto donde convergen los rayos que vienen paralelos desde el infinito, es decir, los rayos que vienen de un punto muy lejano van al foco. Tu «cierto origen» ha de ser sí o sí el infinito (o si no ya no es el foco). La imagen sí es correcta, eso sí.
La segunda cosa a criticar: «tanto el foco como la cantidad de luz que entra al sensor dependen de cuánto mida el diámetro de la pupila de entrada. Cuanto mayor sea ésta, más cantidad de luz, y menor distancia focal». La distancia focal es un parámetro de construcción de la lente. Depende única y exclusivamente del radio, grosor e índice de refracción de esta, y por supuesto, no depende del diafragma. Ten en cuenta que si los rayos vienen del infinito, da igual cuántos elimines con el diafragma, los restantes siguen estando paralelos, y por tanto convergen al mismo punto.
Otra cosa muy distinta es que el diafragma de la cámara no fuera simplemente un objeto para eliminar luz sino que tuviera otra lente. En tal caso sí que habría una modificación de la distancia focal (pero debida al hecho de que acoplas dos lentes, no al diafragma en sí).
Por lo demás, un artículo estupendo para los amantes de la fotografía 😀
Hola Víctor. Esto me pasa por meterme en temas de los que no controlo mucho, que me suenan cosas pero meto la pata fácilmente 😀
¡Gracias por las puntualizaciones! Tienes razón en ambas, sobre todo en la segunda. Lo de «distancia focal» se me escapó ahí y seguramente querría decir «profundidad de campo» ya que, como dices, la distancia focal depende exclusivamente de la lente. En lo que sí hay relación normalmente es en la distancia focal que puede conseguir un objetivo y la apertura máxima que puede haber. Los objetivos más baratos no son capaces de mantener una alta apertura focal a altas distancias. Es decir, que si un objetivo puede ir de 18 a 105 mm de distancia focal, y su apertura máxima es de 1.8 a 18 mm, seguramente a 105 su apertura máxima sea mayor (quizás 3.5 o algo similar). Los objetivos más caros sí que mantienen el tipo y pueden tener una apertura muy alta incluso a grandes distancias focales.
En definitiva, que he patinado. ¡Muchas gracias por estar atento a los gazapos del artículo! 🙂