Cámaras réflex, lo básico: velocidad de obturación

La fotografía es un arte. Y además uno bastante accesible en los últimos años. Seguro que prácticamente todo aquel que esté leyendo este texto ahora mismo tiene un móvil capaz de disparar fotografías a una buena resolución y con una calidad más que decente. Al fin y al cabo tampoco se necesita un equipo de miles de euros para obtener imágenes que te quiten el aliento. Solo necesitáis pasaros un rato por la web de Flickr, en la sección de buscador de cámaras, y ver las maravillas que hace la gente con su teléfono. Sin embargo, la compra de una cámara de tipo réflex sí que tiene sentido cuando uno quiere tener un control total sobre aquello que quiere fotografiar. El famoso y temido modo Manual. Y es que, amigos míos, a pesar de que la fotografía sea un arte, tiene mucho de ciencia detrás. Sirva esta entrada para comenzar a describir algunas de las características de las cámaras con las que podemos exprimir al máximo la realidad.

Las cámaras tienen tres parámetros que condicionan gran parte de la toma de imágenes. Hay muchos, sí, pero creo que estos son los tres fundamentales que uno aprende al principio porque son los de mayor importancia. Estos tres parámetros son: la velocidad de obturación, la apertura focal, y el ISO. Hoy vamos a centrarnos principalmente en lo que es la velocidad de obturación. La apertura focal y el ISO los trataremos otro día. Antes de entrar en materia, aclarar que todo lo que voy a escribir está referido a las cámaras réflex, y que puede no ser aplicable a otro tipo de cámaras. Aunque veréis que incluso las cámaras de los móviles tienen a veces estos parámetros en sus opciones aunque obviamente carecen de algunos elementos físicos para que tengan todo el sentido que deben tener.

¿Qué es la velocidad de obturación? Estamos hablando de una velocidad de algo, eso está claro. Para ver en qué consiste esto, primero debemos responder a la pregunta de cómo funciona una cámara réflex, al menos de forma somera. Pues bien, el nombre de “réflex” viene del inglés “reflex”, que significa reflejo. Vaya, seguro que no os lo esperabais. ¿Reflejo de qué? Gracias a un sistema de espejos, la cámara te ofrece una visión real de lo que vas a fotografiar ya que la imagen se refleja en el visor con exactitud. Entonces, cuando uno aprieta el botón de disparo lo que ocurre es que el espejo principal se levanta y deja pasar la luz al sensor, parte de la cámara que será la encargada de guardar la información y de darnos nuestra imagen. Se ve bastante claro en la imagen de abajo, sacada directamente de la Wikipedia.

SLR_luz-visor
La luz que entra por el objetivo se refleja en el juego de espejos. Esa imagen se transmite al visor.
SLR_luz-negativo
Al levantarse el espejo, la luz va al sensor y la imagen queda grabada en la cámara.

Del párrafo anterior os tenéis que quedar sobre todo con una palabra, que es el centro de la fotografía: luz. Porque sin luz no hay foto, sin luz no hay imagen, la imagen es luz rebotando en superficies de objetos. Así que esa parte del giro de espejo que deja pasar la luz al sensor es lo fundamental de cualquier foto. Sabiendo esta parte, la explicación de qué es la velocidad de obturación es casi automática: es la velocidad a la que gira el espejo y deja pasar la luz. Dicho de otro modo, es la cantidad de tiempo que dejamos que la luz pase hasta el sensor. Fácil, ¿no? Gracias a esto podemos variar ese tiempo desde milésimas de segundo, hasta minutos enteros o incluso horas. La utilidad de este parámetro es enorme, ya que modificando la cantidad de luz que dejamos pasar podemos hacer que fotografías en casi oscuridad nos revelen un mundo maravilloso, o hacer que algo que se mueve a gran velocidad quede retenido de forma definida en nuestra imagen. Para lo primero necesitamos que pase una gran cantidad de luz, y para lo segundo justamente lo contrario. Jugando solamente con esto podemos realizar fotografías bastante interesantes. Más abajo os muestro algunos ejemplos realizados por un servidor.

Noche de verano

Esta fotografía se tomó de noche (obviamente), y con una velocidad de obturación de 20 segundos.

DSC_0562

Jugando un poco con la velocidad y la apertura focal, se pueden generar imágenes donde el sujeto que se está moviendo quede definido pero el fondo no. La velocidad de obturación aquí fue de 1/60 segundos.

DSC_0264

Aquí tenemos un ejemplo con la máxima velocidad que tenía mi cámara, 1/4000 segundos. Haciendo zoom en la imagen podemos diferenciar las gotas de agua con bastante detalle.

Y por último, un bonus track. Para que veáis que jugando con las condiciones se puede hacer cosas interesantes.

Make the fire light the sky

Aquí volvemos a realizar la foto con velocidad máxima de 1/4000 para capturar la forma de la llama de una estufa.

Y esto es todo por hoy. Las fotos os podrán gustar más o menos, solo son ejemplos de cambios de velocidad de obturación. En futuras entregas os mostraré lo que es la apertura focal, que tiene que ver bastante con una rama de la física: la óptica. Y después os hablaré del ISO, que tiene que ver algo más con la química. Como veis, la fotografía a pesar de ser un arte, tiene mucho de ciencia.

Cámaras réflex, lo básico: velocidad de obturación comentarios en «2»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *