Texto escrito por Julián Chaves Naharro
Un súper equipo de investigación de la Universidad de Harvard, Massachusetts, Estados Unidos de América, afirma que un incendio de apenas 400 hectáreas ha podido liberar a la atmósfera una cantidad de GEI (gases de efecto invernadero) equivalente al consumo medio de 6513 coches [1][2][3] circulando durante todo un año en un país. A su vez, una superficie incendiada de unas 50.000 hectáreas pudo suponer entorno al 94% de todas las emisiones generadas en la producción de hierro y acero en ese Estado, y el 44% de todo lo que emitió la industria en la región concreta donde tuvieron lugar estos sucesos. Dicho así, muchos lo creerían cual palabra divina, sin embargo, si dices que estos datos son averiguaciones de un “guacho” que viene de un pueblo de Cuenca y que han sido realizadas mientras fregaba platos en Edimburgo, pues lo más normal es que a esos mismos les suene a chiste. Y es que fiarse de otro compatriota no está de moda, no en esta España de principios de siglo y con razones tan profundas para desconfiar. Radiografías sociales aparte, pasen y vean.
Estos datos vienen de un trabajo de fin de máster, de los muchos que se hacen en este santo país en estos tiempos y cuyas zonas de estudio eran los incendios de Andilla y Cortes de Pallás, probablemente de los más importantes en la historia de España. Ardieron casi a la vez y casi en el mismo lugar, en unos oscuros y fatídicos días de finales de Junio de 2012 y en las sierras interiores de la provincia de Valencia a unos 40 km de la capital. Explicar la metodología desarrollado no viene el caso, y no es mi intención adormecer al personal, ni que gastéis más tiempo del necesario en esto por muy interesante que sea, solo diré que está basada en las bases de datos del Tercer Inventario Forestal Español (IFN3), imágenes del satélite Landsat 7 y datos varios provenientes de aguerridos científicos que en su día se calentaron la cabeza para hacernos la vida más fácil a los que venimos detrás. En ellos ardieron alrededor de un millón de toneladas de biomasa, liberándose a la atmósfera alrededor de un millón y medio de toneladas de CO2 equivalente (lo de equivalente, para no despistar, viene de lo que equivaldría en CO2 el potencial de calentamiento de otros GEI, metanoy óxido nitroso).
El pequeño incendio y su equivalencia en coches, es el resultado de la aplicación de la metodología en el incendio declarado en los alrededores del Montgó y Cabo de San Antonio el pasado mes de septiembre. Se trata de un incendio de dimensiones muy reducidas en comparación con otros que se producen en nuestras zonas y donde además predominaba el monte desarbolado y por lo tanto la cantidad de combustible no era notable. Aún así, un solo evento de estas características tiene una equivalencia importante en comparación con términos de nuestra actividad normal, como es en este caso, el tráfico rodado.
¿Y todo esto por qué?, ¿para qué?. Lo que quiero poner de manifiesto con todo esto, dejando aparte las incertidumbres propias de la ciencia, es que si los incendios ocurridos lo son mayoritariamente por causas humanas y si como parece ser pueden emitir una gran cantidad de gases a la atmósfera (en este caso concreto GEIs), ¿por qué no son contabilizados en los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero[4]?, ¿Para qué reducir la industria, si las políticas forestales son casi inexistentes y un gran incendio podría emitir tantos GEIs como decenas de fábricas?, ¿pará que dejar el coche aparcado si un solo incendio puede echar por tierra el esfuerzo de miles de ciudadanos?, ¿solo se induce al cambio climático mediante emisiones?, ¿qué hay de los cambio de uso de la tierra?, ¿y sobre la contaminación por otros gases, quizás más nocivos para la salud?, ¿existe el cambio climático?, ¿y si existe, nos vamos a morir todos?. Se me ocurren muchas preguntas al respecto, pero eso ya lo dejo para otros momentos de inspiración. Por el momento tan solo decir que el Protocolo de Kioto, aparte de que ha conseguido concienciar un poco a muchas personas acerca de lo necesario de cuidar el único planeta que tenemos (por ahora..). Aparte de eso y en los términos en los que se formula en la actualidad, me parece una auténtica basura. Política y ciencia son indisolubles. Nos vemos por Ulûm.
[1] http://www.idae.es/index.php/mod.pags/mem.detalle/id.84
[4] Inventario de Gases de Efecto Invernadero de España (1990-2011). Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (2013).
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.