¿Puede la filosofía probar o refutar dogmas religiosos? ¿Puede la ciencia? Un texto de Bertrand Russell

Me encanta Bertrand Russell, lo admito. El descubrimiento de este hombre supuso que comenzara a interesarme mucho más por la filosofía en general, y que las pocas matemáticas que conozco tomaran un enfoque algo distinto al que tenía previamente. Su página en facebook tiene bastante actividad (no por él, ¡claro está!), y normalmente suelen colgar extractos de sus textos que son sumamente interesantes. Aunque bueno, ¿qué escribió este hombre que no fuera interesante? Uno de los últimos textos que han colgado tiene que ver con una cuestión central en la obra de Russell: la religión. Russell dedicó buena parte de su tiempo a indagar sobre el tema de la creencia. Y sigue siendo una pregunta que tiene cabida hoy en día. ¿Podemos probar o refutar las religiones con filosofía o ciencia? Así pues, os dejo con la traducción de este pequeño texto con ánimo de que comentéis qué es lo que pensáis.

Yo no creo que la filosofía pueda probar o refutar la verdad de los dogmas religiosos, pero desde Platón, muchos de los filósofos se han centrado en producir “pruebas” de la inmortalidad y de la existencia de Dios. Han encontrado fallos en las pruebas de sus predecesores (Santo Tomás de Aquino rechazó las pruebas de San Anselmo, e Immanuel Kant rechazó las de Descartes), y después han aportado nuevas pruebas producidas por ellos mismos. Para hacer que estas nuevas pruebas parecieran válidas, estos filósofos tuvieron que falsear la lógica, hacer que las matemáticas parecieran místicas, y pretender que prejuicios profundamente asentados parecieran intuiciones derivadas del Cielo.

Todo es rechazado por los filósofos que hicieron al análisis lógico el principal de los temas de la filosofía. Confiesan, francamente, que el intelecto humano es incapaz de encontrar respuestas conclusivas para muchas preguntas de gran importancia para la humanidad, pero se niegan a creer que haya una forma “superior” de conocer por la cual podamos descubrir verdades inalcanzables por la ciencia y el intelecto. Gracias a esta renuncia, han sido recompensados con el descubrimiento que muchas de las preguntas, previamente oscurecidas por la niebla de la metafísica, puedan ser respondidas con precisión, y con métodos objetivos que no introducen nada del temperamento del filósofo salvo su deseo de entender.

Veamos algunas de esas preguntas: ¿Qué es un número?, ¿qué son el espacio y el tiempo?, ¿Qué es la mente, y qué es la materia? No digo que podamos, aquí y ahora, dar respuestas definitivas a estas preguntas ancestrales, pero sí que pienso que se ha descubierto un método por el que, como en la ciencia, podemos hacer aproximaciones sucesivas a la verdad, donde en cada nueva etapa los resultados son una mejora y no un rechazo a lo que previamente se conocía.

Bertrand Russell, A History of Western Philosophy.

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