Sophia sería una de las muchas víctimas silenciosas que matan las pseudoterapias al año —más de mil solamente en España [1]— si no fuera por que estaba casada con el futbolista Yevgeny Balyaykin. Es raro que estos casos sean denunciados ante la justicia o la prensa. En primer lugar porque los muertos no hablan, en segundo lugar porque sus familias no tienen ganas de ahondar en el dolor, y en tercer lugar porque muchas veces ni siquiera saben que han sido estafados.
A Sophia le apareció un bulto en el pecho. Después de una primera operación y de dos sesiones de quimioterapia, alguien le ofreció curarse con un tratamiento alternativo a base de picaduras de mosquitos, que consistía en ir al bosque durante tres horas por sesión y así ser curada de un modo totalmente natural. Dejó la quimioterapia. Su marido se lamenta: «mi error principal fue no tratar de convencerla o, simplemente, haberla obligado a ir al hospital». Ahora Sophia está muerta.
Cuando por fin se decidió a recibir ayuda médica de nuevo, ya era demasiado tarde: el tumor había reaparecido. Los médicos dijeron que su cáncer de mama estaba demasiado avanzado, según relató el propio Balyaykin. Había perdido todas sus oportunidades terapéuticas.
Las pseudoterapias matan. Y actualmente lo están haciendo con la complacencia de las administraciones públicas, los colegios de médicos y las autoridades, que no les ponen freno. Matan, como por ejemplo a Sophia, por retrasar los tratamientos médicos. Porque cuando alguien miente para robarle su dinero a un enfermo a cambio de quitarle la vida, no le está informando, le está engañando. Y eso atenta contra los derechos básicos del individuo. Y hasta que las autoridades hagan algo, seguiremos conociendo casos como el de Sophia. Una más entre las miles de muertes silenciosas que se cobran la pseudoterapias.
[1] Miles de muertos al año por pseudoterapias
Fernando Cervera Rodríguez es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó un máster en Aproximaciones Moleculares en Ciencias de la Salud. Su labor investigadora ha estado centrada en aspectos ligados a la biología molecular y la salud humana. Ha escrito contenidos para varias plataformas y es redactor de la Revista Plaza y de Muy Interesante. Ha sido finalista del premio nacional Boehringer al periodismo sanitario y ganador del Premio Literario a la Divulgación Científica de la Ciutat de Benicarló en el año 2022. También ha publicado un libro con la Editorial Laetoli, que trata sobre escepticismo, estafas biomédicas y pseudociencias en general. El libro se titula “El arte de vender mierda”, y otro con la editorial Círculo Rojo y titulado “A favor de la experimentación animal”. Además, es miembro fundador de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.