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Crítica literaria – Ciudad Abismo

Ilustración por el usuario Antin 01 de deviantart

Texto escrito por Dani Martínez

Como ya hemos ido viendo en las otras reseñas literarias, la ciencia ficción tiene unos cuantos subgéneros dependiendo de cómo esté enfocada la narración, la profundidad de sus bases científicas, dónde está situada la acción, y un largo etcétera. Siempre hay preferencias, y aunque yo tiendo a leer ciencia ficción algo más dura o que al menos tiene que ver más con el desarrollo de sociedades futuras, siempre hay un hueco para ciencia ficción más ligera. Lo que sucede muchas veces es que se tiende a encasillar subgéneros como el “space opera” bajo la etiqueta de ciencia ficción ligera cuando realmente no es del todo cierto. El ejemplo que nos ocupa hoy se podría considerar un ejemplo de space opera con algo más de contenido y trasfondo de lo normal.

Ciudad Abismo es un libro escrito por británico Alastair Reynolds, antiguo físico que ejercía de investigador en la ESA (European Space Agency) hace algunos años antes de que dedicara todos sus esfuerzos a la escritura, su ocupación actual. Como persona con formación científica y una gran curiosidad, Reynolds intenta que los detalles de su obra no estén escritos sin algún tipo de fundamento detrás, lo que suma a que el universo que crea sea coherente y consistente. Aun así no os equivoquéis, es un libro de acción en buena parte donde la agilidad de lectura no tiene nada que reñir a la minuciosidad de algunas de sus interesantes ideas.

Y os estaréis preguntando, ¿de qué va este libro? El argumento se puede resumir en la búsqueda de venganza de un experto en seguridad llamado Tanner Mirabel por el asesinato de la mujer de su cliente. La narración de esta persecución por conseguir hacer pagar al supuesto asesino, llamado Argent Reivich, se ve alternada con la narración del otro personaje principal del libro Sky Haussman, fundador de la sociedad del planeta natal de Tanner. La parte de Tanner Mirabel es un continuo torrente de acción, la eterna persecución de la verdad y la venganza sin saber muy bien cuál es más importante. Tanner es un experto en seguridad, lo que viene a ser un eufemismo de asesino a sueldo, y se ve inmerso en mil y una batallas durante su particular odisea. Sin embargo, la parte de Sky es mucho más sosegada y tiene los mejores detalles de todo el libro a mi parecer. Como he comentado, Sky Haussman es un fundador, y como tal, fue alguien que tuvo que colonizar un planeta inhabitado en un principio. Aunque lo interesante no está ahí sino en el viaje, ya que Sky es un viajero de una nave donde hay una gran parte de humanos criogenizados, pero donde hay una “colonia” de humanos que viven, se reproducen y mueren durante el larguísimo trayecto. Es decir, Sky Haussman es un habitante de una nave generacional.

En una época donde los viajes a velocidad superlumínica es cosa de la ciencia ficción, una de las pocas alternativas factibles que se me ocurren para poder viajar en el espacio hacia lugares lejanos es precisamente mediante naves generacionales. Al menos hasta que podamos hacer las virguerías que habitan los relatos y novelas de ciencia ficción. Algo parecido tuvo que pasar en el planeta natal de Sky Haussman, donde a causa de un conflicto global entre varias potencias se lanzaron una serie de naves con el objetivo de colonizar un planeta habitable. Ahora imaginaos, estamos en una nave viajando por el espacio, acompañado de otras similares que operan alrededor de nosotros. Sin embargo, lo que es la comunicación entre ellas se reserva solo a retransmisiones por vídeo y texto ya que los recursos para que los humanos viajen entre las propias naves son bastante limitados y eso restringe la comunicación persona-persona entre ellas. Esto hace que cada una de las naves se vaya aislando de las demás en cierta manera, lo que crea una especie de micro-estados que hacen más interesante la historia. Pero además, Alastair Reynolds juega muy bien sus cartas y opera con el miedo psicológico de lo que es estar en el oscuro espacio exterior, donde tus ojos no sirven prácticamente para nada. El autor es capaz de generar una presión casi constante en ese sentido, algo que ha marcado también alguna de sus otras obras. Y es que el espacio exterior es tan grande como vacío y oscuro.

Así pues, tenemos la parte de acción, luminosidad y agilidad protagonizada por Tanner Mirabel. Y después tenemos la parte más sosegada, oscura y con elementos de terror de Sky Haussman. La contraposición de ambas líneas de acción marca un ritmo muy adictivo en un libro que es totalmente recomendable, y donde se puede ver que a pesar de que ambas partes estén separadas de forma temporal (una es precursora de la otra) y parece que no hay relación entre ellas, poco a poco se va destejiendo una trama que merece la pena ser leída. Y hasta aquí puedo leer.

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