Crítica al movimiento escéptico II: David Attenborough y la sobrepoblación

Voy a hacer una serie de confesiones antes de iniciar esta saga de artículos: no creo en las terapias alternativas, soy activista por la promoción del pensamiento científico y me considero en lo global alguien a quien le gusta hacer preguntas. Algunos dirán que son atributos que uno podría relacionar con el movimiento escéptico, es decir, un grupo de personas organizadas que, sometiéndolo todo a tela de juicio, lucha por el avance del pensamiento crítico. No obstante, creo que dentro del movimiento escéptico hay actitudes y posiciones que justamente chocan con esa definición, y que dentro de los autodenominados escépticos abundan cuestiones tan poco escépticas como el sometimiento de la opinión propia a la del grupo o la autoridad, las falacias argumentales para justificar ataques contra colectivos y, en general, una soberbia y violencia dialéctica contra los que no piensan igual. Por ello inicio esta saga de artículos, esperando de este modo ayudar a poner sobre la mesa ciertas cuestiones que nos ayuden a mejorar en la dirección adecuada.

Crítica al movimiento escéptico I: ateísmo e inteligencia

Crítica al movimiento escéptico II: David Attenborough y la sobrepoblación

Crítica al movimiento escéptico II: David Attenborough y la sobrepoblación

Recientemente fui testigo en la página de Facebook de Círculo Escéptico de algo que me sorprendió negativamente [1]: una serie de ataques contra David Attenborough (naturalista británico famoso por su labor divulgativa) acerca de unos comentarios extraídos de una entrevista en Radio Times [2]. Obviamente, cualquier comentario puede ser objeto de critica, el problema ocurre cuando esos ataques vienen por parte de personas autodenominadas escépticas y además ponen etiquetas del tipo magufería o pseudociencia sin saber siquiera, en primer lugar, de qué está hablando Attenborough, y en segundo lugar, de si es un terreno tan firmemente asentado en la evidencia como para calificar su posición de equivocada. Es más, llegan a verse insultos directos e invitaciones al suicidio.

Pero, ¿cuál es el famoso comentario digno de tanta ira? Que el naturalista decía que los humanos somos una plaga sobre la Tierra y que deberíamos controlar el crecimiento de la población, y que el cambio climático no es el único problema, sino también la presencia masificada de humanos, para los que quizá no haya recursos suficientes. A partir de esa frase la avalancha de comentarios se hacen eternos.

Pero, ¿de qué acusan a David Attenborough algunas de estas personas? En primer lugar dicen que la sobrepoblación es un mito, que sus comentarios son un claro ejemplo de neomalthusianismo falaz, que Attenborough no es un científico y que además se olvida de que la tecnología futura solventará los problemas e incrementará la producción de alimentos. Vayamos punto por punto y veamos si el comentario original merece esta avalancha de calificaciones.

¿Es la sobrepoblación un mito?

Es interesante ver que la gente habla de sobrepoblación —y la critica de manera feroz— sin entender qué significa. En principio y en términos biológicos, es un fenómeno ligado a la densidad poblacional, y básicamente viene a decir que hay momentos en los que bajo unas condiciones determinadas, en un ecosistema el número de pobladores provoca un empeoramiento del entorno, la calidad de vida o la accesibilidad de alimentos. Es decir, que hay una capacidad de carga de individuos por encima de la cual no se puede asegurar ciertas condiciones básicas, ya que la especie demanda más alimento, produce más residuos o exige más espacio del que el medio puede ofrecerles.

La ecología de poblaciones es el estudio de las variaciones en el tiempo y el espacio de los tamaños y densidades de las poblaciones biológicas. Estas cambian rápidamente y presentan dinámicas complejas de estudiar, y principalmente se centra en la densidad de la población, las edades de los individuos, la distribución en el territorio, la proporción de sexos, la tasa de mortalidad, la tasa de natalidad, la capacidad de carga y muchas variables más, además de hacer estudios y proyecciones a futuro sobre esos datos. Pero hay algo que es más importante: las poblaciones se estudian a nivel local y no global, ya que las variables son específicas del lugar. Llegados a este punto, ¿tiene sentido hablar de sobrepoblación humana?

Hemos dicho que cuando una población supera la capacidad de carga de su entorno se puede hablar de sobrepoblación, pero el error está en pensar, en primer lugar, que es una cuestión puramente alimenticia, y en segundo lugar, que cuando se habla de este tema se hace a nivel global. Algunas de las críticas vertidas sobre Attenborough decían que, si era cierto que existe el riesgo de sobrepoblación, entonces sus defensores debían dar un número de humanos por encima del cual estaríamos en esa situación. Esos comentarios parten del desconocimiento del tema tratado y olvidan que el resultado depende totalmente del entorno local de la población y de qué condiciones se consideran óptimas. Es decir, no existe un número global y si queremos responder a esa pregunta deberemos responder primero a otras: ¿qué tasa de mortalidad infantil consideramos adecuada?, ¿qué tasa de desigualdad en el acceso a recursos?, ¿qué tasa de destrucción del entorno? Issac Asimov respondió a esas preguntas en una de sus historias, en la cual éramos testigos silenciosos de una humanidad distópica que consideró conveniente aumentar el número de humanos destruyendo todo lo demás, por lo cual mataron a todos los animales y árboles del planeta para poder invertir toda la biomasa generada en mantener la gigantesca ciudad antes conocida como Tierra. Obviamente, bajo esas condiciones el límite de carga es muy amplio. Ahora bien, si todo humano quiere tener un coche, comer carne todos los días, no vivir en ambientes altamente contaminados y tener suficiente espacio para él y su familia, además de irse al campo a pasear a su perro y tener vacaciones pagadas, entonces bajo esas condiciones el límite de carga de nuestra población cambia y posiblemente ya estaríamos por encima de él.

Aunque no sea totalmente correcto y harían falta muchos matices, podemos extrapolar a nuestra especie y de manera aproximada algunos problemas asociados con la excesiva población en ecosistemas animales: algunos signos que delatan que a nivel local hay fenómenos de sobrepoblación podrían ser el acceso inadecuado al agua potable, el aumento de los niveles de contaminación, la deforestación y la pérdida de los ecosistemas, la pérdida de tierras de cultivo y el aumento de la desertificación, la extinción de especies que se utilizan como recurso, alta mortalidad infantil, aumento de la expansión de epidemias por la aglomeración, fenómenos de desnutrición y enfrentamientos violentos por los recursos.

Mucha gente argumenta que estos fenómenos no se deben al número de habitantes, y tienen razón. Bajo las mismas condiciones muchos países viven de manera diferente, pero negar que el número de pobladores afecta a la ecuación es falso: podemos criticar que el artículo Distribution of dengue fever: an empirical model [3] hace más o menos asunciones a pesar de partir de datos empíricos, y que sus conclusiones de zonas afectadas por dengue en función de la evolución del calentamiento global y la población son mas o menos acertadas, pero no podemos negar la existencia de modelos similares que advierten de los riegos locales que la sobrepoblación origina y originará. Podemos criticar más o menos al artículo Global Water Resources: Vulnerability from Climate Change and Population Growth, que también incluye factores políticos y avisa de que la escasez de agua va a ser un serio problema (no solo donde ya lo es) debido al crecimiento poblacional [4], o podemos criticar las previsiones y modelos que hablan de límite de carga poblacional y ponen los números y las alertas en diferentes lugares, y valoran si esto es aplicable a sociedades humanas [5]. Ahora bien, hay evidencias suficientes para que alguien manifieste la opinión de que los seres humanos tenemos un problema de crecimiento, y tildar comentarios en esa dirección casi de pseudociencia, es como mínimo y siendo generoso una postura arriesgada y altamente irracional. Se podría criticar esa posición de una manera racional, pero en este tema nadie es poseedor de «la verdad» y opinar es totalmente legítimo y no es síntoma de nada: la sobrepoblación no es un mito.

Neomalthusianismo 

Aquí seré breve. Varios usuarios del foro comentado con anterioridad acusaron a David Attenborough de neomalthusiano: suena peor que si a uno le llamaran pudre colchones, pero ni significa eso ni es el nombre de un extraterrestre.

El neomalthusianismo es una teoría política y social nacida a finales del siglo XIX, relacionada con los movimientos anarquistas y socialistas, y que considera el exceso de población de las clases pobres como la causa de sus problemas de calidad de vida. Básicamente, inspirados por los escritos de Thomas Malthus, se habla de que cuando la población crece más que los recursos, entonces puede producirse una catástrofe, y que esa es la causa de que los pobres vivan mal.

Ahora bien, confundir esta teoría decimonónica con la ecología de poblaciones y sus modelos, sería casi el equivalente a comparar la sexología con el sexo: mientras que el neomalthusianismo está en el terreno de la opinión y la organización del estado, los modelos poblacionales nacidos de la ecología de poblaciones —mejor o peor en sus conclusiones— se basan en una realidad empírica y mesurable.

Mucha gente dirá que David Attenborough habla directamente de controlar la natalidad y de países subdesarrollados, y que eso está en el terreno de la opinión. Ahora bien, si alguien lee alguna de sus entrevistas y además hace un repaso rápido a la carrera divulgadora del naturalista, entenderá rápidamente que su comentario —que sí es cierto que tiene una elevada carga de opinión— nace de la ecología de poblaciones. Me refiero a que tildar a alguien casi de pseudocientifico por dar una opinión que sí tiene respaldo de modelos poblacionales, es cuanto mínimo una exageración y en el peor de los casos una conclusión falaz.

La tecnología lo cambiará todo

Uno de los argumentos más utilizados en ese y otros debates similares es que no se pueden aplicar modelos de ese estilo a los seres humanos, pues la tecnología, la organización política y las decisiones humanas son impredecibles. De hecho, el artículo número cuatro en la lista de referencias habla de ello de manera muy acertada. Ahora bien, hay intentos en la buena dirección de contemplar esas variables en la mejor medida posible, y aunque es cierto que los adelantos científicos pueden cambiar la situación (por ejemplo mediante nuevas fuentes de energía o reduciendo la contaminación), intentar utilizar eso como argumento en contra del concepto de sobrepoblación —y no como mera opinión— no deja de ser una falacia argumental, puesto que nadie puede saber qué sucederá a nivel tecnológico.

Mucha gente opina que la ciencia solucionará todos los problemas futuros, pero como bien saben los ecólogos de poblaciones hay ciertos equilibrios poblacionales que oscilan entre valores de manera periódica, y si lo alargas el tiempo suficiente el equilibrio puede romperse debido a la variación natural de los factores. Esto no quiere decir que el equilibrio vaya a romperse, pero lo que es indudable es que una población que crece indefinidamente en un medio con recursos limitados debe dejar de crecer en algún momento o sobrepasará su límite de carga (sea cual sea el que definamos). Actualmente hay poblaciones que técnicamente se pueden definir como sobrepobladas, y eso está fuera de cualquier duda.

Conclusión

David Attenborough ha dedicado su vida a la ciencia: estudió ciencias naturales y geología, y desde entonces ha sido nombrado doctor honoris causa en más de treinta universidades, además de ser el impulsor de numerosas expediciones científicas y haber dedicado gran parte de su vida a la divulgación de la ciencia. Algunos como yo le debemos la pasión por la biología, y a pesar de todo ello podría equivocarse, ¡faltaría más! Ahora bien, la opinión expresada por el naturalista de que la población humana supone un riesgo no es ninguna tontería y está fundamentada en estudios y observaciones, y ver a un grupo de personas insultándolo y, entre otras cosas, invitándolo al suicidio en nombre del escepticismo, no puede hacer otra cosa que entristecerme. Es de remarcar que la opinión institucional de las organizaciones escépticas no tiene porqué coincidir con la opinión de estas personas, por lo que matizaré que este artículo se centra específicamente en actitudes individuales que se hacen en nombre del escepticismo.

Por último, cada vez me doy más cuenta de que parte del movimiento escéptico ha perdido la riendas de sí mismo, y que ha convertido al escepticismo en un fin cuando no es más que un medio para entender el mundo que nos rodea.

Referencias

[1] Grupo de Facebook

[2] Entrevista en Radiotimes

[3] Artículo 1

[4] Artículo 2

[5] Artículo 3

Crítica al movimiento escéptico II: David Attenborough y la sobrepoblación comentarios en «5»

  1. Debería reseñarse que la opinión institucional de las organizaciones escépticas no tiene porqué coincidir con la opinión de una «legión» de opinantes que se autoimponen la etiqueta de escépticos.

    Por otra parte los argumentos presentados contra la opinión de Attemborough no me parecen posturas escépticas, me parece más bien los «hombres de paja» habituales que los magufos usan cuando critican al escepticismo. No conozco escépticos serios que argumenten que la dinámica de poblaciones es neomalthusianismo (algún rojo pasado de rosca sí); ni que la tecnología lo va a solucionar todo (eso es lo que dicen algunos ecologistas que dicen los escépticos, pero en realidad nunca se lee como argumento más bien es éso: un «hombre de paja» para arrearle con comodidad).

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