Indiana Jones y el intestino grueso 

Para ver el texto original en catalán sigue el siguiente enlace.

Texto escrito por Fernando Cervera

Imaginemos a Indiana Jones entrando en un bar, pero no en un antro cualquiera sino en uno situado en la frontera de Siberia. Ahora bien, Indiana no es ningún tonto y se da cuenta de que algo no cuadra: hay gente muy rara en aquel lugar. Uno de ellos tiene tatuajes que lo identifican como un soldado de élite ruso, otro de los parroquianos mira a todos intentando adivinar las intenciones de los demás y, por último, el más desconcertante de todos ellos es un señor que parece un académico que no ha probado el alcohol en su vida —creedme, un bar en la fría Siberia no es lugar para un abstemio— Indiana no tarda en darse cuenta de la situación y de repente se acerca al personaje con pinta de académico, hace un chiste en ruso que nadie más puede entender y se destapa toda la historia. Ahora es obvio que un equipo de gente malvada está buscando el mismo tesoro que nuestro héroe, así que acto seguido se forma una pelea que hace volar todos los muebles del bar.

Si analizamos la situación podemos sacar, aunque parezca mentira, una reflexión inteligente. Indiana Jones se da cuenta de que algo va mal al ver a toda esa gente que, en teoría, no debería estar allí. Es decir, observando el contexto de una situación y la diversidad de gente podemos deducir qué está pasando. Esto es algo que vivimos en nuestra vida diaria y, como no podía ser de otra manera, también es el fundamento para muchas técnicas científicas que se centran en el estudio de la diversidad.

Por ejemplo, una de las aproximaciones que está revolucionando el mundo de la microbiología es el estudio de la diversidad bacteriana mediante nuevas tecnologías. No sé si me vais a creer pero el número de células que tiene aproximadamente vuestro cuerpo es de cien billones, pero lo más sorprendente no es eso, sino que el número de bacterias presentes en el intestino es diez veces superior. ¡En vuestro cuerpo hay más bacterias que células humanas! Así que ya os podéis imaginar la gran diversidad que puede haber en esa gigantesca cantidad de bacterias. Y cuidado querido lector, no corras a lavarte de forma compulsiva al cuarto de baño, ya que esas bacterias son parte fundamental de tu organismo y sin ellas morirías. Ahora bien, lo que hace gente como Daniel Martínez, investigador científico en el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) es estudiar qué relación puede haber entre el estado de salud de un individuo y la diversidad de bacterias que viven en él.

En nuestra historia del principio Indiana Jones solamente tenía que mirar las caras de la gente y ver quién estaba de sobra en aquel lugar, pero ni siquiera nuestro héroe del látigo y la sonrisa seductora podría detectar a gente extraña entre mil billones de personas. Es por eso por lo que para este tipo de estudios de diversidad Daniel Martínez utiliza técnicas de secuenciación masiva, pero, ¿en qué consisten exactamente?

Imaginemos nuestro ADN como una inmensa biblioteca con millones de libros de cocina, cada uno tiene información sobre cómo hacer recetas tal y como nuestro ADN tiene información para hacernos a nosotros. Ahora bien, volviendo a nuestra biblioteca imaginaria en ella podemos encontrar libros con recetas para cocinar cualquier plato, desde un sabroso cucús al limón a un okonomiyaki japonés. Imaginemos que queremos copiar todas las recetas de la biblioteca: pondríamos poner a una persona a fotocopiar los libros pero tardaríamos toda una eternidad, así que lo que podríamos hacer es poner a mil personas a fotocopiar.

Las técnicas de secuenciación masiva que utiliza Daniel se parecen mucho a nuestro ejemplo de la biblioteca. Si en vez de libros de cocina hablamos de bacterias, y en vez de recetas hablamos de genes. Lo que hace este investigador es leer los genes que tienen todas las bacterias dentro de un intestino humano y saber a qué bacteria pertenecen, del mismo modo que si encontráramos una receta de okonomiyaki sabríamos que pertenece a un libro de cocina japonés. Esto nos lleva a que Daniel, gracias a las técnicas de secuenciación masiva y a su ordenador, puede saber qué bacterias hay dentro de un intestino.

Ahora viene la parte más interesante. Muchas enfermedades pueden estar relacionadas con el tipo de bacterias que viven en nuestro cuerpo de manera habitual, o al menos eso es lo que intentan demostrar en el grupo donde investiga Daniel. Patologías como la Enfermedad de Crohn o el Síndrome del intestino irritable parecen estar fuertemente influenciadas por las bacterias intestinales. Estos científicos quieren lograr ver si hay relación entre qué bacterias tienen las personas y la presencia de enfermedades. Pero, ¿para qué nos sirve todo esto?

Puede que las causas de algunas de estas dolencias estén directamente relacionadas con los tipos bacterianos que viven en el intestino, y si logran ver si esa relación es real comprenderemos mucho mejor dichas enfermedades, y de este modo los científicos estarán más cerca de su curación.

Así que ya veis, del mismo modo que Indiana Jones puede saberlo todo mirando la cara de unos cuantos parroquianos de bar, investigadores como Daniel Martínez también podrán algún día saberlo todo mirando dentro de nuestros intestinos. Y todo esto ocurre aquí, en centros de investigación científica que están a pocos kilómetros de vuestra casa.

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