Ciencia en el deporte. ATP y maneras de resistir

.Ciencia en el deporte II. ¡No me toques la fibra!

Tirando de filosofía de andar por casa diría que el deporte es algo así como el arte de mejorar nuestras capacidades físicas y mentales, de empujar nuestros sistemas internos hacia el máximo de su potencial. Y atención, por que el deporte no son solo futbolistas de primera división pegándose fiestas de bíblicas dimensiones, ni deportistas de élite entrenando veinticuatro horas al día. El deporte, lejos de ser algo superfluo y banal dentro de nuestra sociedad, es algo capaz de mejorar nuestra salud, de hacernos más capaces tanto en nuestro día a día como en situaciones excepcionales sobrevenidas. Una sociedad deportista es una sociedad más sana, menos saturada mentalmente y mucho más fuerte, y esto desde luego lleva implícita mucha ciencia, tanto en el aspecto de los materiales a utilizar como en el área encargada de conocer en profundidad el funcionamiento de nuestro organismo.

Hoy vamos a hablar de una cualidad básica de la práctica deportiva, la resistencia, que no es más que la capacidad de realizar un esfuerzo durante el mayor tiempo posible, y más concretamente hablaremos sobre el origen de la energía que nos permite resistir un determinado esfuerzo y sobre los diferentes tipos de resistencia que se pueden diferenciar.

Para empezar recuerda estas siglas, ATP, acrónimo que sirve para reducir el tiempo que nos costaría pronunciar la palabra Adenosin TriFosfato y que constituye, ni más ni menos, la principal fuente de energía para nuestras células tras su rotura y conversión en ADP (Adenosin DiFosfato). Somos como máquinas que necesitan su combustible para funcionar.

Esta es la forma molecular del ATP. En los grupos fosfato es donde se almacena mayoritariamente la energía.
Esta es la forma molecular del ATP. En los grupos fosfato es donde se almacena mayoritariamente la energía, la cual es liberada en las diversas reacciones que pueden provocar su rotura.

Pero esto no acaba aquí, el ATP como tal, no se almacena masivamente en nuestro organismo ciñéndose las reservas a pequeñas cantidades situadas en las células musculares. ¿Entonces cuál de donde viene nuestra energía o capacidad para realizar trabajo? Pues podríamos decir que el ATP no es más que el producto refinado que surge tras procesar los auténticas fuentes de nuestra energía vital; grasas, hidratos de carbono  y fosfocreatina (PC). Las siguiente pregunta es obligada, ¿cuando y como utilizamos cada uno de ellos? Como siempre dependerá de lo que pretendamos hacer en el terreno deportivo, puesto que no necesitaremos ni la misma cantidad ni el mismo tipo de energía para encender una vela que para hacer volar un avión, tampoco necesitaremos lo mismo para correr 100 metros lisos que para correr el ultra trail del Mont Blanc (para los que no lo sepan, es una carrera de 180 km que recorre esta zona de los Alpes).

Reacción que transforma el ATP en ADP liberando energía para nuestro movimiento
Reacción que transforma el ATP en ADP liberando energía para nuestro movimiento

 

La utilización de cada una de estas sustancias dependerá de la energía que es capaz de suministrar cada una, de la velocidad con la que nuestro esfuerzo requiere esa energía, también de la presencia o ausencia de oxígeno en función de nuestro esfuerzo y por supuesto los desechos que se generar a posteriori, especialmente importante es la liberación de ácido láctico, sustancia que inunda tus músculos cuando el esfuerzo llega al máximo y no te permite seguir.

En los primeros compases del esfuerzo o en situaciones muy explosivas en las que se requiere una gran cantidad de energía en un tiempo muy reducido (de 3 a 15-30″) la energía provendrá del ciclo ATP-PC. El poco ATP almacenado se degrada hacia ADP liberando muy rápidamente una gran cantidad de energía, entonces la PC es degradada por la enzima creatinaquinasa para liberar fosfato que rápidamente se unirá al ADP para formar ATP y comenzar el ciclo. En resumen, mucha energía por unidad de tiempo y con disponibilidad inmediata. Si seguimos hacia adelante o si nuestro esfuerzo, sin llegar a ser máximo, es lo suficientemente intenso para que tengamos una importante deuda de oxígeno utilizaremos mayoritariamente los hidratos de carbono para generar ATP. Pero cuidado, por que en este caso la degradación será parcial y se generará ácido láctico el cual lleva asociada una disminución de la capacidad de esfuerzo. De esta forma se obtiene energía de una forma más lenta que con el ciclo ATP-PC, pero es lo suficientemente rápida para acometer esfuerzos de hasta unos 3′ con ciertas garantías, además como las reservas de glucógeno son más grandes que de fosfocreatina la cantidad final de energía liberada es sustancialmente mayor. Sigamos adelante, a partir de esos 3 minutos de esfuerzo y a una intensidad algo inferior nuestro cuerpo ya será capaz de trabajar con plena presencia de oxígeno, lo cual aumentará la producción de ATP desde glucógeno, desde 2 moléculas que se pueden generar anaeróbicamente a las 36 que es capaz de producir este proceso. Y es que con oxígeno el proceso es completo, aunque bien es verdad que se paga el precio de una liberación más lenta, además al ser los carbohidratos los principales elementos de reserva de nuestro cuerpo la utilización eficiente de estas vías serán la piedra angular de muchos deportistas. Por último, si el esfuerzo es de muy baja intensidad, o bien tiene tal duración que ha supuesto una merma significativa de las reservas de carbohidratos nuestro sabio organismo tirará de las grasas, elementos cuya descomposición es muy lenta pero que son capaces de liberar mucha más energía por gramo (unas 9 kcal/g, frente a las 4 que se desprenden del glucógeno) que las otras fuentes. Se supone que el consumo de grasas comienza a partir de los 30 minutos, y va siendo más acusado conforme se prolongue el ejercicio.

Cuadro explicativo de lo anteriormente expuesto. Recordad que potencia hace referencia a la energía liberada por unidad de tiempo.
Cuadro explicativo de lo anteriormente expuesto. Recordad que potencia hace referencia a la velocidad de liberación de la energía, mientras que la capacidad hace referencia al tiempo máximo que se puede emplear uno u otro sistema.

Solo recordar que esos tiempos que he expuesto anteriormente son valores teóricos que sirven de guía para entender el proceso, pero que variaran enormemente entre individuos, en función de la actividad practicada y en función de su condición física.

Desde luego el paso a la utilización de uno de estos tres sistemas no es brusco y cortante, si no que se va produciendo gradualmente en lo que se conoce como «continuum energético».

Esquema representativo del continuum energético
Gráfica representativa del continuum energético

Y por supuesto y ante la gran variedad de deportes y actividades físicas, en cada una de ellas se mezclarán de distinta forma, así mientras que en el mencionado Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB), al tener que correr a ritmos bajos o andar durante largos tramos durante un esfuerzo continuado de muchísimas horas realizaríamos casi puramente aeróbico, mientras tanto en un partido de fútbol combinaríamos lapsos de tiempo en el que andamos suavemente, realizamos una carrera moderada, un sprint o un golpeo a portería, llegando a utilizar posiblemente los tres sistemas energéticos. En el polo opuesto tendríamos a un levantador de pesas, quién solo utilizará el ciclo ATP-PC durante los breves segundos que dura su actuación.

En este cuadro podemos observar grosso modo las mezclas que se dan en distintos deportes. (Puig,1988)
En este cuadro podemos observar grosso modo las mezclas que se dan en distintos deportes. (Puig,1988)

Por último, si sois practicantes de algún deporte o estáis pensando en poneros manos a la obra deberéis de tener estos principios básicos muy en cuenta, pues es fundamental saber que se quiere conseguir para saber como entrenar y que cosas son las que debéis de mejorar y potenciar, pues del mismo modo que no es lo mismo una patata que un melón, tampoco es lo mismo correr un maratón que correr cien metros lisos, de hecho puede que haya incluso más diferencias entre estas dos formas de correr de las que hay entre la patata y el melón. Si no pensáis hacer nada deportivo, pues espero que os haya resultado interesante esta entrada sobre los entresijos de nuestro organismo y los principios básicos de nuestro «antropomotor».

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http://www.corredordemontana.com/

Ciencia en el deporte. ATP y maneras de resistir comentarios en «6»

  1. Yo hasta hace poco practicaba la marcha olímpica. En pista y fuera de ella. Hice la última «volta a peu» marchando. Tengo 57 años. Yo creo que lo más importante del deporte, es la capacidad que vas adquiriendo de superar obstáculos. Fundamentalmente el cansancio, y también la pereza. Y todo lo que sea superar obstáculos ( la pereza no mola) está bien. Un salido, amigos.

  2. Desde luego tocayo, una de las mejores cosas que te aporta el deporte es esa capacidad de superar las dificultades y de ir conociéndote a ti mismo poco a poco. Se pueden extrapolar muchas cosas desde el deporte a la vida, digamos, real. Si estás receptivo, puedes aprender muchas cosas positivas de cualquier práctica deportiva.

    Marcha, siempre me ha parecido muy duro, por el gesto y por la concentración que hay que tener para no comenzar a correr de forma convencional.

    Un saludo

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