.Ciencia en el deporte I. ATP y maneras de resistir
.Ciencia en el deporte II. ¡No me toques la fibra!
Pues mire usted señor, todo lo que puedo, que de momento no cobran y hay que aprovechar para cuando no haya. Esta podría ser una sabia respuesta, pero estamos hablando de deporte y los tiros van por otro lado. Por otros lados, quizás lejanos, tan lejanos como nos permitan llegar nuestras piernas, nuestro corazón, nuestros músculos y nuestros pulmones. Tan lejos y tan rápido como tan capaces seamos de aprovechar el oxígeno que ronda a nuestro alrededor.
Básicamente, la respiración es un conjunto de reacciones bioquímicas mediante las cuales se degradan, mediante oxidación, diversos compuestos orgánicos con el fin de obtener sustancias aprovechables energéticamente, como por ejemplo ATP (adenosín trifosfato). En este mecanismo, y siempre y cuando hablemos de respiración aerobia, el oxígeno tendrá el papel de ser el aceptor final de electrones, oxidando a los demás y reduciéndose a si mismo para formar agua.
(ecuación general de la respiración celular, donde la glucosa reacciona con el oxígeno para dar lugar a agua, dióxido de carbono y ATP )
Bien, después de esta pequeña introducción que nos sirve para reafirmar nuestro conocimiento de que el oxígeno es vital para nuestra existencia, podemos deducir que su captación será vital para la práctica deportiva. Un aprovechamiento óptimo de este recurso nos permitirá tener un gran rendimiento deportivo, especialmente importante en deportes de resistencia (mis preferidos y por lo tanto de los que mas hablo, perdonad), pero, ¿en que nos basamos para determinar ese aprovechamiento? ¿cómo se mide? ¿como se puede mejorar?. Vamos a ponernos el mono de trabajo y a desgranar algunos conceptos.
El primer indicador de importancia será el volumen de oxígeno máximo (VO2 máx), que resulta ser la cantidad máxima de oxígeno que nuestro organismo puede absorber y consumir en un determinado tiempo. Así pues, cuanto más oxígeno seamos capaces de tomar más energía podremos hacer llegar a nuestros músculos y por lo tanto estaremos más preparados para la actividad física. Este parámetro se suele medir en litros por minuto, pero más habitual todavía es medirlo en miligramos de oxígeno por kilogramo y minuto (mg/kg/min), para así poder comparar en igualdad de condiciones a individuos con distinta masa corporal. Por lo tanto, si quieres mostrar un gran rendimiento, especialmente en deportes de fondo (pero también en otros que impliquen correr mucho), lo ideal sería captar el máximo oxígeno posible teniendo el mínimo peso. De ahí la obsesión de muchos ciclistas y atletas por estar finos cual boquerón.
Valores de referencia en el consumo de oxígeno para hombres.
Valores de referencia en el consumo de oxígeno en mujeres.
Valores de VO2max en deportistas de élite. Podéis observar la gran distancia que existe entre la mayoría de ellos y los rangos habituales de la gente corriente.
Estos valores aunque desde luego se pueden ir mejorando con el entrenamiento tienen una gran base genética, y se apunta en la bibliografía que las mejoras solo pueden llegar al 30-40% de los valores establecidos genéticamente, cifras que pondrían de manifiesto que estos deportistas mostrados en el cuadro ya habrían nacido con una capacidad muy superior a la normal incluso para aquellos que se consideran en excelente forma.
¿Pero es el consumo máximo de oxígeno un valor clave en el rendimiento deportivo? Puede que sí, pero todavía más importante podría ser la capacidad para mantener ese consumo máximo de oxígeno durante el mayor tiempo posible, pues de nada te servirá poder captar mucho oxígeno si no lo puedes mantener el tiempo o al instante siguiente no puedes ni levantar un pie. Y aquí es donde entra en juego el concepto de VAM, velocidad aeróbica máxima, definida como la mínima velocidad que solicita el máximo consumo de oxígeno y a partir de la cual ya no podremos captar más oxígeno, comenzándose entonces la obtención de energía por medio de vías anaerobias y caracterizándose por una gran producción de ácido láctico. También existiría la PAM, si en lugar de velocidad medimos potencia. A parte de la importancia que este concepto pueda tener para realizar un programa de entrenamiento en unas u otras disciplinas y no entrando aquí a valorar ni ponderar tal cosa, lo curioso de este concepto es que revela un interesante e importante mecanismo de nuestra maquinaria interna. Supongamos que comenzamos a correr suavemente y vamos incrementando nuestra velocidad progresivamente, obteniendo nuestra energía principalmente por vía aerobia. Poco a poco iremos alcanzando velocidades que requerirán mayores aportes de energía, hasta que llegamos a un punto donde no podremos incrementarla debido a que no seremos capaces de captar eficientemente el oxígeno exigido, haciéndose entonces predominante la obtención de energía por vía anaeróbica, caracterizada por la producción de ácido láctico. A partir de ese momento el aumento de velocidad cada vez será más dificultoso, hasta llegar al momento de no poder asumirlo y tener que reducir la marcha. Como aporte extra decir que en mucha literatura del área se cita una cantidad de 4mmol de ácido láctico por litro de sangre como el punto de inflexión que marcaría la barrera entre lo aerobio y lo anaerobio, lo cual es comúnmente conocido como umbral anaeróbico.
Gráfica que refleja ese punto de inflexión entre el sistema aerobio y el anaeróbico.
Tener una mayor capacidad máxima de captación de oxígeno no sirva para mucho si no eres capaz de utilizar durante esfuerzos prolongados una gran parte de esta. La importancia de ser eficiente.
Desde luego la mejor forma de determinar todos estos parámetros es una prueba de laboratorio, donde te enchufan multitud de cacharros y te hacen correr o pedalear hasta la extenuación, pero existen también multitud de métodos indirectos en los cuales, por supuesto, se te hace llevar tu cuerpo hasta el agotamiento. Existen métodos continuos, progresivos, por tiempos, por distancia, en subida, en llano, en bajada. con la ayuda de un cd y unos pitidos premarcados, específicos para corredores, ciclistas, remeros o nadadores y en definitiva un amplio crisol de opciones con su amplio compendio de críticas asociadas, pues la fiabilidad de los resultados va depender mucho de factores como la organización del test, el terreno o la experiencia del evaluado. Algunos de los más conocidos son el test de Cooper (lo máximo que puedas correr en 12 minutos), el test de Course-Navette (pitidos que marcan la necesidad de incrementar la velocidad para llegar a la distancia marcada) o el de Leger-Boucher, donde se ha de incrementar la velocidad un kilómetro por hora cada dos minutos.
Bien, y hasta aquí el post de hoy. Solo desearos que disfrutéis de cada bocanada de aire y lo que es más importante, que la utilicéis para hacer aquello que más felices os haga.
Referencias
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.
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