Homo problematicus III. El mañana no existe

Homo Problematicus I: Desertificación

Homo problematicus II. Contaminación atmosférica

Homo problematicus III. El mañana no existe

Homo Problematicus IV. Agua potable, el milagro de la buena vida

Texto escrito por Julián Chaves

Como si no hubiera un mañana, así es como se pueden clasificar muchos de los comportamientos que la humanidad repite una y otra vez, a lo largo y ancho del globo y también a través del tiempo, desde los primeros cazadores-recolectores hasta nuestros días. Una actitud que tiende a resolver el problema o a aprovechar la oportunidad en el día de hoy, con la visión cortoplacista que dan los estómagos vacíos y también las codicias desmedidas y que aún a sabiendas de que una determinada acción será “pan para hoy y hambre para mañana”, se termina llevando a cabo, inclusive con la certeza de sumergirse en futuras “camisas de once varas”. Y es que solo nos solemos acordar de Santa Bárbara cuando truena.

Los avances científicos y tecnológicos del último siglo nos han permitido adaptarnos y no limitarnos solo a poder sobrevivir, sino que también a aumentar considerablemente nuestras poblaciones en lugares donde antes resultaba inviable o donde ni siquiera era susceptible de ser planteado a la vista del riesgo potencial existente. Sin embargo, tales adelantos, constituyen un arma de doble filo, pues nos transmiten una falsa sensación de seguridad que nos animan a instalar infraestructuras en lugares donde sencillamente no deberíamos por el riesgo intrínseco que representa ante la amenaza de fenómenos naturales capaces de desbordar por completo nuestra capacidad técnica. Hablamos de terremotos, tsunamis, huracanes, volcanes, inundaciones, etc. Por otro lado, la falta de conocimiento de los fenómenos y la subyacente carencia de planificación y capacidad de establecer una ordenación territorial coherente, aderezada con condiciones socioeconómicas que no permiten ni tener las mínimas técnicas de protección, nos acaban llevando hacia el mismo lugar: la indefensión ante los fenómenos naturales. No nos engañemos, no es que aumente la ocurrencia de fenómenos naturales extremos de una manera significativa, es que últimamente hemos ocupado zonas que antaño hubiesen resultado una completa locura, olvidando que la naturaleza siempre acaba sacando sus escrituras de propiedad.

Vamos a analizar brevemente estas situaciones de la forma que más me gusta; con unos mapas donde observaremos por un lado dónde se localizan algunos de los grandes fenómenos naturales susceptibles de generar grandes catástrofes, y visualizando al mismo tiempo la cantidad de población que se encuentra en esas zonas y su capacidad de recuperación ante los impactos, pudiendo de esta forma establecer un somero análisis del riesgo potencial en el que se encuentran muchos de los habitantes de nuestro querido globo terráqueo. ¡Ah!, y no olvidéis pinchar dentro de los mapas para vivir una experiencia geográfica plenamente satisfactoria.

Densidad de población en el mundo
Densidad de población en el mundo
Distribución de la población mundial en función de su nivel de renta. Fuente: National Geographic Society (2012)
Distribución de la población mundial en función de su nivel de renta. Fuente: National Geographic Society (2012)

A tenor de los mapas anteriormente expuestos podemos apreciar claramente dónde se concentran las mayores aglomeraciones y dónde se acumulan la mayoría de los recursos económicos. Como bien os habréis dado cuenta hay una zona donde se concentra la mayor parte de la población mundial, de hecho, hay un sector relativamente pequeño donde habitan más personas que en el resto del globo, tal y como afirma el siguiente material cartográfico.

Locura demográfica
Locura demográfica del sureste asiático

Caracterizada la población mundial a grandes rasgos, procedemos a mostrar los mapas que nos muestran en que zonas donde se dan, fundamentalmente, esos fenómenos naturales extremos.

Aceleración máxima probable en un período de retorno de 50 años.
Aceleración máxima probable en un período de retorno de 50 años.
Reconstrucción de la trayectoria e intensidad de huracanes en los últimos 150 años. Fuente: NOAA
Reconstrucción de la trayectoria e intensidad de huracanes en los últimos 150 años. Los colores rojizos muestran los eventos con mayor intensidad. Fuente: NOAA
Vulcanismo en el mundo.
Vulcanismo en el mundo.
Clasificación de las zonas áridas y susceptibles de padecer sequías, excluyendo a los grandes desiertos.
Clasificación de las zonas áridas y susceptibles de padecer sequías, excluyendo a los grandes desiertos.

Tras la observación de estos mapas podemos extraer unas cuantas ideas principales: la primera sería la identificación el sureste asiático de un enorme foco potencial de grandes desastres, pues está situado en zona extremadamente activa sísmicamente, siendo además blanco habitual de grandes tifones y concentrando en ella una elevadísima población, la cual, y para poner la guinda al pastel, no destaca en su mayoría por poseer un gran poder adquisitivo. El otro gran foco potencial sería Centroamérica y el Caribe, aunque constituye una zona de menor extensión y de menor población, también contiene los grandes rasgos de las zonas expuestas a este tipo de riesgos; alta densidad de población, pobreza y naturaleza salvaje. Quizás países como Filipinas, Bangladesh, Tonga, Irán, Honduras o Haití entre otros podrían ser los más peligrosos en este sentido.

Dentro del primer foco de peligro encontramos un caso peculiar, Japón, el país que más terremotos registra (también posee la red más extensa de medición) y además estos no son solo simples sacudidas sino que son habituales los grandes zarandeos, los cuales no suelen pasar a mayores gracias a la grandísima capacidad técnica del país nipón. Muchos de esos terremotos causarían grandes estragos en muchos otros países que no cuentan con esos recursos científico-técnicos. Aún así, todos podemos recordar el tsunami de 2011, donde murieron 15,845 personas y que daño gravemente a la central nuclear de Fukushima con el riesgo añadido que esto representó. Ni siquiera ellos, reyes de la técnica, están totalmente a salvo.

Vemos también como en muchos países de África, lejos de los grandes terremotos, volcanes y ciclones, el desastre viene de la mano de la sequía, un fenómeno no tan explosivo e impactante como los anteriormente citados pero que constituye una muerte lenta y agónica para muchas sociedades sin recursos, y que constituye también un grave problema para lugares mucho más desarrollados como California, Australia, Chile o el área Mediterránea.

Por último, debido a la escala mundial de estos mapas podría parecer que muchas zonas del mundo son apacibles remansos de paz y tranquilidad, lo cual no es para nada cierto, pues se dan a escala local muchos fenómenos potencialmente dañinos como tornados, deslizamientos de tierra, incendios forestales o inundaciones. Este último se erige como principal riesgo natural en España, ya que históricamente es el fenómeno que más daños materiales y más víctimas mortales se ha cobrado, tal y como viene reflejado en este mapa de inundaciones históricas del Instituto Geográfico Nacional (IGN).

Los puntos reflejan los lugares donde han habido daños considerables durante episodios de avenidas
Los puntos reflejan los lugares donde han habido daños considerables durante episodios de avenidas

Y para muestra un botón, un vídeo donde el Rio Girona (Alicante) se lleva por delante un puente, en directo, durante un informativo del desaparecido Canal 9 y allá por Octubre de 2007, cuando se alcanzaron en toda la cuenca del Girona registros entorno a los 300 mm en apenas un día, llegándose a registrar 400 mm en la localidad de Orba. Por cierto y antes de ver el vídeo, es preciso remarcar que el río baja habitualmente prácticamente seco.

Por último una curiosidad y una moraleja. La curiosidad es que si queréis seguir en tiempo real qué está pasando en el mundo en cuanto a este tipo de cosas solo tenéis que pinchar este enlace http://hisz.rsoe.hu/alertmap/index2.php  y estaréis debidamente informados. La moraleja es muy básica, tened cuidado cuando os compréis una casa, las burbujas inmobiliarias las carga el diablo.

 

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