Ilustración: Mariano Collantes
Texto y fotografía: Víctor Moreno
La mosca del perro o mosca de los huesos (Thyreophora cynophila) fue descrita por Panzer en el 1798, hace ya 230 años. Su hallazgo se dio sobre el cadáver putrefacto de un perro y a ello debe su nombre: en griego, cynophyla significa ‘amante de los perros’. Desde su descubrimiento, esta llamativa mosca se encontró en distintos sitios de Europa y se fueron descubriendo pequeños detalles de su biología y su ciclo vital. Parece ser que esta mosca no ama tanto a los perros… sino más bien el tuétano de los huesos de los mamíferos. Al menos, sus larvas se han encontrado casi siempre en el interior de estos huesos que, previamente, habían sido rotos por un depredador o un carroñero. Además, hubo algún autor que dijo que su cabeza era bioluminiscente, aunque no hay evidencia de ello a día de hoy. Sin duda, eso hacía que se acentuase su parecido a Ghost Rider, el personaje de Marvel con la cabeza en llamas.
El año 1862 fue el último en el que se tuvo noticia del paradero de esta mosca. De repente, desapareció del mapa. Fueron pasando los años y nadie sabía nada de ella, hasta que cayó en el olvido. En el año 2007, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) decidió declararla extinta ya que no había evidencias de su existencia. Fue el primer díptero (grupo formado por moscas y mosquitos) declarado extinto en Europa.
Sin embargo, poco tiempo tardaron los entomólogos españoles en volver a dar con ella. En el año 2010, dos equipos de investigadores publicaron sendas citas de esta mosca de forma independiente: una en Madrid y otra en La Rioja. Tanta fue la repercusión de la noticia, que muchos entomólogos se han puesto a buscarla y ahora se la conoce en multitud de puntos de España. Se han conseguido describir con todo lujo de detalles sus estados larvarios, sus huevos, y se ha arrojado más luz sobre su ciclo vital.
La pregunta que puede surgir después de leer todo lo anterior es, ¿por qué estuvo 160 años desaparecida y luego “resucitó”? La respuesta es sencilla. Esta mosca tiene un ciclo vital muy peculiar y los adultos vuelan en fechas próximas a la Navidad, algo que en Europa es extrañísimo para los insectos. Nadie esperaba encontrar insectos vivos en la nieve, por lo que nadie fue a buscarla. Cualquier parecido con las resurrecciones de la biblia o de Marvel es pura coincidencia.
He presenciado una eclosión dee esta mosca. Las hemos estado viendo durante una semana, hoy día 15 de diciembre de 2021 primer día que no las vemos.
Y si, resulta que está todo nevado después de las ultimas borrascas. Temperaturas nocturnas bajo cero. Y estas moscas de cabeza naranja, cuerpecillo azul metálico y motas negras en los ojos haciéndose presentes en el rncón soleado de mi quesería. En Villanúa, en el Pirineo Aragonés.