Si la semana pasada Dani nos dio luz sobre un tema lleno de oscurantismo y misterio desde centurias, y nos iluminó un poco en ese siempre eterno, ¿a que narices huele la orina después de comer espárragos? y el subsiguiente y todavía más intrigante, ¿por qué dice mi vecino que el no nota nada? Hoy, yo, Julián Chaves que viste y calza os voy a abrir un poquito más esa persiana que os impide ver la luz iluminadora de la perpetua cuestión «esparraguil». Tras esta entrada, sabréis a dónde mandar a «freír espárragos» a esos que os molestan día tras día, e incluso tendréis unas nociones sobre su cultivo, por si acaso decidís «esparraguear» a vuestro libre albedrío.
Asparagus officinalis pertenece a la familia Asparagaceae y aunque lo podemos encontrar de forma silvestre por toda la cuenca mediterránea, la mayoría de la gente prefiere ir a buscarlos al supermercado. Blancos o verdes, pero bien limpios y accesibles, además de más gruesos que los que encontramos por el monte. La diferencia entre ambos tipos es sencilla; a los blancos se les ha impedido ver la luz del astro rey mediante la técnica del «aporcado». Es decir, enterrados hasta su recolección (menos una pequeña parte) mientras que los verdes han podido crecer captando la luz solar y sintetizando clorofila con todo su ímpetu.
Ojo, por que no crece en cualquier sitio. Necesitará una buena labor para encontrar un terreno adecuado y un clima templado, ya que tiene su temperatura óptima de crecimiento entre 15 y 25 grados, considerándose que a partir de 15 grados de máxima diurna y temperaturas inferiores a 10 grados durante las noches detienen su crecimiento bruscamente. Atención también al tipo de suelo, si es muy pedregoso las yemas ( lo que te comes después de ir al supermercado a buscarlos) se deteriorarán, y si tu suelo es muy arcilloso quizás corra el riesgo de encharcarse con facilidad y de morir rápidamente por asfixia radicular.
Una vez plantados a una densidad aproximada de 25.000 plantas por hectárea hay que esperar unos cuatro años para recoger espárragos y poder freírlos (uno si tu clima es subtropical), y por supuesto poder mandar a alguien a freírlos por ti, pudiendo durar esta situación hasta unos diez años, momento en el que este cultivo herbáceo comienza a decaer y a dejar de ser rentable económicamente.
Bueno, a llegado la hora de saber donde se encuentran en la actualidad estos pequeños vegetales que mantienen en vilo a nuestras mentes y al conjunto de la humanidad. Redoblen los tambores y escuchen con atención para que nunca puedan olvidar que en la actualidad el 82 % de los espárragos que circulan por el mundo provienen de China, seguidos muy, pero que muy de lejos por Perú, Estados Unidos y España. Los chinos llegan a producir cifras que rondan las tres o cuatro toneladas de espárragos anuales mientras que los demás citados no superan los doscientos mil. Demasiado lejos para mandar a freír espárragos a nadie.
Con mucha diferencia, Andalucía se destaca como mayor la productora de espárragos, seguida de Castilla La Mancha y Navarra, en esta última y aunque cuenta con unas superficies menores, se asienta una industria del espárrago muy potente y que tiene como centro neurálgico la huerta tudelana y la fértil Ribera del Ebro. También llama la atención que en comunidades del levante, como Murcia y Valencia, perfectamente aptas para el cultivo no haya en la actualidad constancia de ni una sola hectárea de este cultivo.
Y hasta aquí hemos llegado con esta intrigante cuestión, seguiremos planteando estas y otras eternas preguntas de difícil resolución en este altavoz cibernético que es ULÛM. Es nuestra forma de vida.
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.