To discover, interpret, and disseminate
through scientific research and education
knowledge about human cultures, the natural world, and the universe.»
El Museo Americano de Historia Natural es una maravilla. Esa es la primera impresión que tuve al visitarlo hace aproximadamente cinco años, y es justo la misma que he vuelto a tener ahora en mi segunda visita. Aprovechando que estoy de estancia en la ciudad que nunca duerme según Frank Sinatra, me decidí a volver a este museo para, cámara en mano, intentar verlo con algo más de tiempo del que tuve la primera vez. Entré a las 11 y salí a la hora del cierre. Y no me dio tiempo prácticamente para nada más que ir andando de una sala a otra sin apenas detenerme casi en nada. De hecho es uno de los museos más grandes del mundo y el kilometraje de mis piernas ayer lo puede atestiguar. Es un museo diseñado para ir y pararse en una de sus salas por un buen tiempo, leyendo las descripciones de cada una de sus partes y aprendiendo la historia de nuestro planeta. Desde un repaso por las distintas culturas humanas a lo largo de los miles de años (incluso cientos de miles, en la sala de evolución humana), pasando por los distintos dioramas de una parte de los vertebrados, hasta llegar a su absolutamente genial planta dedicada a los fósiles. Es un museo para perderse durante días.
Os dejo alguna de las fotos que hice.
Aquí vemos las tendencias de moda para el invierno de 2016
Estas dos imágenes siguientes son muy interesantes. Muestran la genealogía y la jerarquía de una tribu africana.
Abajo podemos ver los antepasados de los camellos, de una altura de aproximadamente medio metro.
El espectacular y magnífico Megaloceros.
Quizás este sea el espécimen que mató Spielberg para la película de Jurassic Park
El fémur del «Titanosaurio» (nombre provisional) medía algo más que yo.
«Oye, pa mí que Cuenca no está por aquí, ¿eh?»
Y aquí tenemos un basalto lunar.
Tubos con DNA humano, de chimpancé, y de Neandertal (cedido gentilmente por Svante Pääbo). En el reflejo, un servidor concentrado en sacar fotos sin temblores de un nonagenario.
Daniel Martínez Martínez (@dan_martimarti) es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó el máster Biología molecular, celular y genética. Realizó su doctorado a caballo entre el FISABIO (Fundación para el fomento de la investigación Sanitaria y Biomédica) y el IFIC (Instituto de Física Corpuscular). Su labor investigadora está centrada en el estudio de la relación entre la composición funcional y de diversidad de la microbiota humana, y el estado de salud-enfermedad de los individuos. Durante los últimos años ha mantenido una actividad de divulgación científica escrita, además de participar en la organización de eventos como Expociencia. Actualmente trabaja en el Imperial College de Londres.