No es país para serranos

Un ciudadano alemán conoce a un ciudadano español, ¿qué probabilidad existe de que este último sea habitante de la provincia de Soria y que además tenga menos de 65 años? Acorde con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), bastante pocas.

Por todos es sabido que España es un país bastante envejecido, y es que la coyuntura actual no es nada favorable a la procreación debido a las estrecheces económicas instaladas en nuestro día a día. Este problema demográfico tiene como consecuencia la pérdida de fuerza productiva del país, y todo un rosario de subproblemas asociados. Pero España tiene otro gran problema demográfico, la desigual distribución de la población sobre el territorio, y es que de los 47.129.783 habitantes recogidos en el último censo, solo 10.818.278 viven en municipios de menos de 10.000 habitantes, cuyos término municipales ocupan 404.512 km² de los 506.215 km² con los que cuenta el estado. En resumidas cuentas, el 77% de la población vive en el 20% del territorio

Observando estos dos mapas podemos observar varias situaciones. La primera es que evidentemente la población española se concentra en la zona de Madrid, en las zonas costeras, y también existe cierta concentración en las zonas del Valle del Ebro y del Guadalquivir, con capitales como Sevilla y Zaragoza. El resto lo constituyen municipios de pequeño tamaño, que suelen estar algo más poblados en el sur que en el norte (en parte porque los términos municipales son más grandes y las distancias entre municipios son también mayores), con grandes zonas con densidades menores a 50 habitantes por kilómetro cuadrado, y también con grandes zonas con menos de 10, e incluso con zonas donde viven menos de 5 personas por kilómetro cuadrado. En este último dato esta el fundamento de este artículo, y es que observando detenidamente los mapas vemos como la superficie que ocupa este último grupo es bastante grande, un total de 116.664 km², el 23% del territorio, y que se localiza sobre todo en la el área pirenaica, Cordillera Cantábrica, en diversos parches en zonas montañosas como Sierra Morena, Sistema Central y Montes de León, y especialmente, lo que yo denomino el “gran desierto poblacional ibérico,” formado por el área comprendida por el Sistema Ibérico, desde las sierras interiores de Valencia y Castellón hasta Burgos, pasando por la Serranía de Cuenca, la ibérica turolense, Guadalajara, Soria, oeste de Zaragoza y La Rioja. ¿Sabéis la densidad media de Sibería? 3 habitantes por km², ¿sabéis la densidad media de las Highlands escocesas? 9 habitantes por km². Con estos datos, poco más de añadir.

Las causas de esta situación vienen dadas en primer lugar por las condiciones orográficas y climáticas de estas zonas, aunque no son ni de lejos tan desfavorables como puedan serlo en Siberia y las Highlands y se derivan de un abandono manifiesto por parte del estado y desde hace muchas décadas. Eso ha llevado a estos lugares a un peligroso círculo vicioso: si no hay gente, no hay votos y no es rentable políticamente invertir nada, así la escasez de servicios y oportunidades invitan a la gente a abandonar estas zonas, y obviamente, a menos gente todavía menos rentabilidad.

Las consecuencias tienen dos vertientes: por un lado la masificación en las ciudades puede traer asociada muchos problemas sociales; paro, inseguridad o marginación, así como la disminución de las tierras fértiles por una excesiva urbanización, muchos costes en el completo y correcto abastecimiento de agua, energía y servicios de transporte, o también mayores índices de contaminación. En el otro lado, la despoblación de las zonas interiores genera, en primer lugar, el olvido de los que allí viven, y la falta sangrante de servicios básicos aumenta el riesgo de grandes incendios, la pérdida de capacidad productiva en el sector primario del conjunto del país, la pérdida de oportunidades económicas en el sector forestal y también genera un caldo de cultivo ideal para la privatización de los montes y la explotación o uso sin control de los recursos. En definitiva, este es un tema que ha de tornarse por necesidad muy importante en las próximas décadas, ya que en la búsqueda del equilibrio pueden abrirse oportunidades interesantes y también evitarse problemas innecesarios. Yo como serrano que soy, me lo tomaré como algo personal. Nos vemos por ULÛM.

Julian Chaves

Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.