Texto e ilustración por Mariano Collantes
La curiyú o anaconda amarilla (Eunectes notaeus) llega a medir 4 metros (aunque se han encontrado ejemplares de 6 metros) y pesar más de 40kg. Su nombre en guaraní puede derivar de “Curú tijú” (“espuma en la garganta”) ya que acumula mucha saliva en la boca al tragar una presa. Al igual que la más famosa anaconda verde brasilera, no es venenosa, y mata a sus presas por constricción.
Es de color amarillo con un patrón de manchas negras a lo largo del cuerpo. Ocupa hábitats acuáticos, de hecho “Eunectes” significa “buen nadador”. Su dieta incluye pequeños mamíferos, aves, yacarés, peces y mamíferos no tan pequeños, como coipos y carpinchos. A pesar de su aspecto amenazador, no representan una amenaza para los seres humanos, y en algunos terrenos se mantienen incluso ejemplares “domésticos” para evitar plagas de roedores.
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