Tan solo con escuchar la palabra sequía, nuestro cerebro se estimula para sentir una de las peores sensaciones que podemos tener. Sed. Todos somo capaces de relacionar la palabra sequía con la escasez de agua, y yendo más lejos también es posible relacionarla con guerras y caídas de imperios, por que el agua, tan simple y compleja al mismo tiempo, es nuestro bien más preciado y necesario, una sustancia de las que nos permite seguir vivos sobre la faz de este planeta. Si no me crees prueba a no beber durante una semana, y luego me lo cuentas. Si puedes.
Pero el concepto que engloba la palabra sequía va más allá de esa mera escasez de agua y la puesta en peligro de nuestra supervivencia, y es que los humanos y más concretamente los científicos somos muy dados a profundizar y enredar cualquier cuestión, y es por ello por lo que se pueden definir diferentes tipos de sequía, y es por eso por lo que el concepto se define y se aplica de distinta manera en función del territorio donde nos encontramos.
En primer lugar, tendremos la sequía meteorológica, producida por una ausencia prolongada de precipitaciones en base a las condiciones medias ¿Pero que entendemos por ausencia prolongada de precipitaciones? Lógicamente esta media de precipitaciones y de días de lluvia no es la misma en las cercanías de un desierto que en Noruega, y por lo tanto puede suceder que un lugar pase un mes sin recibir precipitaciones sin que salte ninguna alarma, mientras que en lugares donde la lluvia es frecuente constituiría un periodo de sequía excepcional.
Pero hay más, por que tras un periodo de escasez de precipitaciones podría sobrevenirse una sequía hidrológica. Y esta sería la realmente preocupante pues es donde se engloba la escasez de agua dentro de los cauces y los embalses, que son los que realmente garantizan las diferentes demandas hídricas. Es decir, si no ha llovido en mucho tiempo y si además los cuerpos de agua y las obras hidráulicas de donde captamos el agua para el consumo son insuficientes, o han sido gestionados deficientemente o bien concurren varias circunstancias de esta índole , entonces no llegará agua a nuestros grifos ni a nuestros campos y la sequía hidrológica se habrá consumado.
Tenemos también la sequía agrícola , que supone aquella situación en la que el suelo no tiene la suficiente humedad como para satisfacer las demandas radiculares de los cultivos. Esta situación, aunque intuitivamente pueda explicarse como la sequía del suelo, no tiene una fácil definición, pues cada tipo de suelo y cada tipo de cultivo en base a sus características específicas la notarán en un momento bien distinto incluso en una misma área geográfica, y además hay que tener en cuenta que difiere mucho si hablamos de cultivos de secano, donde estará muy relacionada con la sequía meteorológica, o de cultivos de regadío donde se vinculará a la hidrológica.
Por último, tendríamos la sequía socioeconómica, entendida como aquella situación de escasez donde se afecta directamente al bienestar de las personas o a uno o varios sectores económicos.
Ahora quizás os estaréis preguntando que narices es eso de SPI y por que diantres no lo he explicado. Eso es lo mejor de todo, pues lo explicaré en el siguiente post sobre el fenómeno de la sequía, tan extenso y tan complejo que en un solo post no puedo más que introducirlo brevemente. No olvidéis hidrataros y andar por la sombra.
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.