Hace unas cuantas semanas, dentro de uno de mis pequeños retos deportivos, tuve la oportunidad de subir al Cim de la Safor, situado en el municipio valenciano de Villalonga. Esta montaña que domina la comarca del mismo nombre tiene unas cuantas particularidades que la hacen especial, haciéndola a su vez merecedora de estar en mi particular lista y que se refieren a su geología y sobre todo a la particularidad de su clima. Además, personalmente me parece una de las montañas más bonitas de todo el este peninsular. Antes de pasar a descubrir las características de esta sierra, deciros que si os interesa conocer este pequeño deportivo, podéis hacerlo en esta otra web.
LOCALIZACIÓN
Como veremos después su localización es un factor determinante a la hora de que se desarrollen esas singularidades que caracterizan a la zona, de hecho, si no estuviese donde está y en la posición que está, todo sería muy distinto.
La Safor es un pico que forma parte de la cordilleras Prebéticas, las cuales se orientan de suroeste a nordeste para chocar en esta comarca con el Mediterráneo, mantenerse sumergidas unos kilómetros y volver a resurgir en el archipiélago balear. Está situado justo en el límite entre las provincias de Valencia y Alicante y se levanta 1013 metros sobre el nivel del mar (msnm en adelante). No parece una altitud muy impresionante a priori, pero todo cambia si añadimos que el mar apenas dista 15 kilómetros de su cima y que la base de la montaña, sobre el lecho del río Serpis, se sitúa sobre una altitud que ronda los 100 msnm, lo cual hace de la Safor la reina indiscutible de la comarca, pues se levanta sobre las planicies costeras que rodean los municipios de Gandía y Oliva a modo de murrallón inexpugnable.
Otro elemento interesante es que, debido a la orientación de las Cordilleras Béticas , la cara de la montaña por la que ascendí se encuentra totalmente encarada hacía el nordeste, donde como hemos comentado antes, se sitúa el mar, y más concretamente el extremo sur del Golfo de Valencia.
Aunque estos datos sobre su localización por si mismos no dicen nada especial, veremos más adelante como las piezas se van encajando para conformar el lugar singular del que hablo.
GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA
Esta montaña no tiene una forma digamos «normal» de pico, sino que sitúa su cota máxima en la parte superior de un inmenso anfiteatro conocido como el Circo de la Safor, orientado completamente hacía el nordeste y cuya base radica en el río Serpis. Su composición es fundamentalmente caliza, alternándose materiales rígidos con otros menos consolidados como arcillas y materiales de origen sedimentario.
Ahora la pregunta a responder sería acerca de su formación. respecto a la cual creo que la hipótesis más probable sea la combinación de diversos factores como la lenta socavación del Serpis, las fuertes pendientes, una localización que propicia fuertes precipitaciones y una lenta meteorización química de la rocas calizas, pues el agua al absorber dióxido de carbono genera ácido cárbonico y este, al atravesar zonas calizas, transforma el carbonato cálcico (insoluble) en bicarbonato cálcico (soluble), y así las rocas se van disolviendo y generando derrumbes de mayor o menor magnitud en lo que se conoce como un proceso de karstificación. Y así, año tras año, siglo tras siglo y milenio tras milenio se ha ido configurando un inmenso socavón, que resulta a los ojos de cualquiera imponente, bello y singular al mismo tiempo. Todo un reclamo a la curiosidad.
CLIMA
En el clima está la mayor particularidad de la zona y la razón más poderosa que me llevó hasta allí, y es que para desconocimiento de muchos esta comarca es una de las más lluviosas de toda la Península Ibérica y probablemente la más torrencial. Anualmente las precipitaciones suelen superar los 800 litros por metro cuadrado, lo cual es similar a muchas zonas de Galicia y la cornisa cantábrica, y además posee algunos de los mayores registros en cuanto a intensidad de precipitación se refiere.
A pesar de que las precipitaciones anuales en términos medios son elevadas y similares a muchas áreas del norte, es muy significativo el número de días de lluvia superior a un litro por metro cuadrado que se dan a lo largo del año, que es para la mayoría de los años bastante bajo, tal y como se muestra en el mapa siguiente.
Con una precipitación anual elevada y un bajo número de días de precipitación, la ecuación solo se podría resolver con una frase que cambia un poco la letra de aquella canción de Manolo Escobar, y es que, «en la Safor cuando llueve, es que llueve de verdad».
Ahora pasaremos a esos valores de precipitación que le dan su singular carácter a esta zona. Y es que, como vemos en la tabla mostrada a continuación ( y sacada del blog de AEMET), Oliva y Javea (esté último sería la comarca de la Marina Alta, pero en cualquier caso en las cercanías) nuestra zona de estudio posee algunos de los registros más elevados de precipitación dentro de una escala temporal de entre 9 horas y 5 días. Mirando más allá en la tabla, vemos una cosa curiosa, y es que los valores récord varían de lugar en función de la escala. Así para períodos mayores de 5 días, la Sierra de Grazalema en Cádiz es la campeona, y si nos vamos a períodos más largos de 1 mes, Galicia no tiene rival. A su vez, si miramos por debajo de esas 9 horas vemos que los lugares son más heterogéneos y corresponden básicamente a zonas cercanas al mar con un relieve abrupto.
Bueno, y entonces, ¿por que esta zona (y también la limítrofe a la que corresponde Jávea) son las campeonas en esta franja temporal? Pues simplificando mucho la complejidad de la meteorología, podría explicarse de la siguiente forma: las distintas piezas que entran en juego, anticiclones y borrascas, se disponen de tal forma que favorecen que los vientos vengan del este, justo en contra de lo que suele ser la circulación habitual de la atmósfera. Estos vientos en ocasiones pueden recorrer grandes distancias sobre el mar generando así masas de aire muy húmedas que, llegando a tierra con cierta orientación desde el noreste, chocan directamente con la Sierra de la Safor, ascendiendo rápidamente por el murallón calcáreo, condensando y provocando la precipitación. En ocasiones, ocurre además que la temperatura del mar es elevada, que una masa de aire frío en altura se ha desgajado del chorro polar y se acerca a estas latitudes y que existe una cierta situación de bloqueo que provoca que el aporte de humedad desde el Mediterráneo sea constante y dure varios días, presentándose entonces la situación ideal para que se desarrollen esas intensas y persistentes precipitaciones. Además, podría ser que la configuración de la costa pudiese favorecer un cierto giro ciclónico de los vientos que intensificase la generación de nubosidad y precipitación.
Se puede observar que la singularidad climática de la zona es poco más o menos que una cuestión casi de azar; su cercanía al mar, su relativa altitud, su orientación y su localización al sur del Golfo de Valencia la hacen, en general, muy eficiente captando la humedad y de hecho, a parte de las lluvias, es bastante frecuente ver su cumbre cubierta de nieblas (por ejemplo, en una de los foros que hice, se aprecian esas nubes en la cumbre en un día totalmente despejado en el resto del territorio). Por ello y para concluir, me gustaría que pensarais que pasaría si La Safor tuviese la misma orientación pero estuviese a 100 km del mar, o si manteniendo la misma orientación y posición solo se elevase hasta los 400 metros, ¿sería lo mismo si tuviese orientación noroeste-sureste?, ¿y si fuese aún más alta? En estos casos quizás necesitaríamos vientos más potentes para producir lo mismo, o aún menores si fuese más alta. Quizás con otra orientación los inviernos serían más crudos y la zona sería más seca. En resumen, miles de opciones son posibles, y lo único cierto es que si pequeños detalles fueran distintos, los fenómenos que sucederían serian muy diferentes y el aspecto de la sierra sería radicalmente otro, y es que en definitiva, la naturaleza es caprichosa, azarosa y maravillosa.
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.