Texto escrito por Julián Chaves Naharro
Nuestro cuerpo contiene alrededor de un 70 % de agua y en condiciones normales no aguantaríamos más de 4 o 5 días sin beber una gota de tan preciado elemento. Evidentemente, si las condiciones son anormales y nos encontramos en los infiernos del desierto, sin una nube a la vista, sin una sombra a cientos de kilómetros, quizás la locura acabe antes con nosotros que la propia sed. Con esta introducción tan solo quiero recordar lo obvio: el agua es un recurso de vital para la vida.
Desde tiempos inmemorables el ser humano se las ha ingeniado para satisfacer sus necesidades hídricas captando agua de ríos, fuentes, acuíferos y lagos, y ha desarrollado muchas infraestructuras tanto para la extracción, almacenamiento, transporte y potabilización de tal preciado elemento. Su presencia o ausencia, y su buena o mala calidad han sido sinónimos de prosperidad o pobreza, de salud y enfermedad y en definitiva de vida o muerte. Estas circunstancias siguen produciéndose hoy en día, donde la escasez de agua o la nefasta calidad de la misma, e incluso la confluencia de las dos, condenan a una gran parte de la población mundial a la miseria y a la enfermedad.
Además de todas las innovaciones que se producen en el manejo de las aguas utilizadas tradicionalmente, ¿y sí encontráramos una nueva?, ¿y si pudiésemos captar agua desde el aire?, ¿podría esto mejorar la calidad de vida de millones de seres humanos? Hombres y mujeres de ciencia ya están trabajando en ello, pasen y vean:
Foto 1. Dos mujeres tomando agua en Mauritania. www.elmundo.es
Una investigación española ha estado estudiando desde 2003 la capacidad de captación de agua a partir de la niebla en el ámbito mediterráneo, instalando para ello 23 colectores de niebla a lo largo de 800 km de costa, desde los Pirineos hasta el Cabo de Gata. Estos colectores están fabricados con una malla plástica de 24 m2, la cual ha de orientarse en función de los vientos dominantes en la zona. Además su mallado tiene que ser lo suficientemente tupido para que las gotas no atraviesen el colector y lo suficientemente transpirable para que no suponga una barrera. Lo mejor de todo es que se usó un material ampliamente utilizado en agricultura, de durabilidad comprobada y bajo coste. ¡Bueno, bonito y barato! [1]
Los recolectores fueron instalados en zonas montañosas, con altitudes superiores a 500 metros y cuya proximidad al mar les facilitada la entrada de vientos húmedos.
Foto 2. Colector utilizado en el estudio.
¿Y cuánta agua podremos captar así? Pues el estudio nos dice que en el Pico Neulós (Girona) se llegaron a recoger hasta 21 litros por cada m2 al dia, por 24 m2 de malla colectora hacen un total de 504 litros al día, lo que a lo largo de todo un año supondría 183.960 litros. Una cantidad bastante considerable, y aunque con esto no podríamos abastecer ninguna ciudad, ni ampliar la superficie de regadíos, recordemos que es solo un experimento y con un solo colector.
En otras zonas las recolecciones fueron más moderadas, aunque significativas, por ejemplo en Montseny se captaron 6 litros al día por cada m2, y en Montnegre 0.5 litros al día. Quizás otras variables como la fisiografía del terreno o la cobertura vegetal influyeron en la llegada de la humedad hasta las zonas de recolección.
Otro estudio realizado en el Peñón de los Machos (Ayora, Valencia), utilizó la captación del agua de niebla, para su posterior almacenamiento y utilización en una repoblación forestal. La diferencia con el caso anterior es que este monte se encuentra más alejado de la costa, alrededor de 70 km en línea recta. Aquí se llegaron a recoger 1200 mm/año procedentes de niebla, cuando la precipitación anual es de alrededor de 500 mm/ año.[2]
Foto 3. En tonos rosas el agua captada de niebla y en tonos azules el agua procedente de lluvia
Y por último querría nombrar un proyecto italiano llamado “Warka Water”, desarrollado para Etiopía [3], que es uno de esos lugares donde escasea el agua y además en muchos casos el recurso existente no posee una calidad que pueda considerarse segura para el consumo humano. Dicho proyecto consiste en el diseño de unos módulos, de 9 metros de alto y 60 kg de peso, de fácil instalación y que están inspirado en el escarabajo Namib, capaz de condensar en su abdomen agua contenida en el aire circundante. Cuando forman las suficientes gotas estas descienden por una superficie hidrófoba hasta la boca del escarabajo. ¡Qué sabía es la naturaleza!, siempre mostrándonos el camino. Las torres del Warka Water realizan esta misma operación utilizando un tejido compuesto fundamentalmente de polietileno, con una capacidad máxima de almacenaje de 100 litros al día, lo cual no quiere decir que se suela recoger tal cantidad de agua, ni mucho menos. Se supone que en 2015 este proyecto estará completamente terminado y operativo, y por tanto mejorando un poco las condiciones de vida de mucha gente.
Foto 4. Construcciones del Warka Water Project en Etiopía. http://www.revolve-water.com/
Todo lo mostrado anteriormente es una pequeña muestra de lo que se está trabajando en este sentido, aunque aún quedan muchos temas por resolver, como la mejora de los materiales, la capacidad de captación en ambientes muy secos, su ubicación ideal, su distribución, almacenaje, así como escollos de otro corte como escasez de recursos en la investigación o las trabas burocráticas (siempre aparecen, eso es una verdad absoluta). A pesar de todo ello, estas innovaciones podrían hacer mucho más fácil la vida de miles de personas, y si bien hoy en día aún parece algo lejano, con lo que hemos visto en los últimos 100 años, ¿quién va dudar de la ciencia y del ingenio humano? No seré yo amigos.
Referencias:
[1] David Corell. Mª José Estrela. José Antonio Valiente. 2011 “Obtención de agua a partir de la niebla en el Montnegre y en otros lugares del litoral Mediterráneo”
[2] María José Estrela et al. 2009. Prospective use of collected fog wáter in restoration of degraded burned areas under dry Mediterranean conditions. Agricultural and Forest Meteorology. Volume 149. Issue 11. Pages 1896-1906
[3] http://www.architectureandvision.com/projects/chronological/84-projects/art/492-073-warkawater-2012?showall=&start=4
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.
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