Siempre me ha llamado la atención la disposición de los elementos sobre el espacio; los ríos, las montañas, los bosques, los mares, etc , y siempre acabo preguntándome por que están justo ahí y no en otro lugar ¡Qué caprichosa es la Tierra ! Además, siempre me ha resultado bastante curioso que ciertas cosas que en un lugar son de lo más habitual, en otras constituyan rarezas, singularidades y extrañezas varias. Por eso hoy vamos a hablar de alcornoques.
Y aquí es cuando llega la hora de explicar este bombardeo de información geográfica. En los dos primeros aparecen los lugares donde podríamos ver alcornoques, en primer lugar extendido al arco mediterráneo occidental y en el segundo acotando a la España peninsular y Baleares. Los siguientes tres mapas son útiles, a pesar de las escalas utilizadas, para poder intuir que es lo que le gusta y que es lo que no le gusta a los «invitados» de hoy. Podemos observar que este árbol está muy presente en el norte de Marruecos, donde se encuentra el bosque de Mamora, el que con más de 100.000 hectáreas parece ser alcornocal más grande del mundo. Es fácil encontrarlo también a lo largo de Portugal y hasta las costas gallegas, aunque su mayor presencia, importancia y extensión la podríamos acotar al cuadrante suroeste de la Península ; Extremadura, Huelva, el Algarve portugués y Cádiz. En esta última se encontraría otro de los bosques de alcornoques más extensos y mejor conservados del mundo, el Parque Natural de los Alcornocales. Lejos de allí también encontramos extensos alcornocales en el prelitoral catalán. En todas estas áreas expuestas anteriormente la presencia del árbol ha sido importante hasta el punto de ser explotado comercial e industrialmente para la obtención de corcho, constituyendo de está forma tanto un valor natural, como parte intrínseca de la cultura y la economia de las mencionadas zonas.
Pero hoy no me quiero centrar en los lugares donde son abundantes, sino en esos otros lugares donde suponen una rareza. Ahora ya sabemos que a los alcornoques no les gusta nada la caliza y se regocijan cuando hay cierta humedad y temperaturas agradables. Observando los mapas adjuntos podríamos determinar que la vertiente mediterránea es algo así como un mar de calizas, donde no llueve mucho y además a poco que te vayas hacia el interior ya comienza a refrescar más de la cuenta. Vamos, casi todo en contra de la supervivencia del alcornoque. Y digo casi por que aunque la escala de los mapas no permita apreciar demasiados detalles, lo cierto es que hay ciertas «islas» de pequeña extensión donde, y a pesar de la hostilidad circundante, se dan las condiciones para que Quercus suber encuentra un lugar idóneo para su crecimiento. Que yo conozca, estas condiciones favorables para el alcornoque en las poco favorables tierras mediterráneas las podemos encontrar en el Desierto de las Palmas en Castellón (si bien los incendios de los años 90 dejaron muy mermadas las masas), en la Sierra del Espadan, también en Castellón y que sería la «isla» más grande, y por último en el rincón que os voy a enseñar hoy, la microrreserva de flora de Peñas Altas, dentro del Parque Natural de la Sierra Calderona, situada entre los límites provinciales de Valencia y Castellón, y que esta separada del Espadan tan solo por el valle del Palancia
Me ha apetecido hacer un mapa con el programa QGIS, usando el track de la ruta que realicé, los mapas topográficos del Instituto Geográfico Nacional y datos sobre tipo de vegetación provenientes de la cartografía forestal del MITECO. Como podéis observar, gran parte de la zona se encuentra en la actualidad desarbolada, y aunque no se representa aquí está cubierta de matorrales y pinos pequeños. Y es que los años 90 fueron durísimos en la zona a consecuencia de los numerosos incendios, especialmente el del año 92, aunque por suerte poco a poco la sierra parece ir recuperándose. Este tema lo dejaremos para otro post.
Además adjunto unas cuantas fotografías que pude realizar en la zona durante la ruta, un recorrido de unos 30 km, que salva un desnivel positivo de unos 1100 metros y que además sirve de entrenamiento para un reto deportivo que tengo planteado en las próximas fechas. Este reto por supuesto tiene también una componente científica y por tanto tendrá su reflejo en este ilustre portal web. Ya os informaré de ello llegado el momento.
Y colorín colorado esta historia de alcornoques se ha acabado, pero no quiero acabar este breve post sobre estos nobles árboles sin antes amenazar con más artículos y mapas de este estilo, y es que ahora que puedo (por fin) volver a las montañas no hay cosa que me apetezca más que mezclar todas mis pasiones entorno a unas cuantas letras .
Julián Chaves Naharro. Licenciado en Ciencias Ambientales en la Universidad de Valencia, Máster en Ingeniería hidráulica y medio ambiente por la Universidad Politécnica de Valencia y especializado en la gestión, restauración y conservación de cuencas hidrográficas, donde realizó una tesina sobre el cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero en incendios forestales. Comenzó su actividad divulgadora con su blog personal “El Ambientoblog”. Deportista, agricultor, divulgador, montaña en vena, muy energético, algo subversivo y ciudadano del mundo.
Muy lindo tu artículo !! Gracias