Microtexto escrito por Fernando Cervera
Hay belleza en la ciencia. Una belleza inspiradora y hacedora de pasión, y esta pequeña historia es una prueba de ello.
En el año 1982, la astrónoma soviética Liudmila Gueorguievna descubrió el Asteroide 4075. Sin saber qué nombre darle, finalmente lo bautizó como Sviridov. Pero ¿cuál fue el motivo? La pasión por la música que había acompañado a la astrónoma, que en sus largas noches observando el firmamento escuchaba al compositor soviético Gueorgui Vasílievich Svirídov.
De este modo, Liudmila devolvió el favor al compositor, ya que mientras ella había observado el cielo escuchando su música, ella había hecho que el mismo Sviridov surcara las estrellas.
Fernando Cervera Rodríguez es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia, donde también realizó un máster en Aproximaciones Moleculares en Ciencias de la Salud. Su labor investigadora ha estado centrada en aspectos ligados a la biología molecular y la salud humana. Ha escrito contenidos para varias plataformas y es redactor de la Revista Plaza y de Muy Interesante. Ha sido finalista del premio nacional Boehringer al periodismo sanitario y ganador del Premio Literario a la Divulgación Científica de la Ciutat de Benicarló en el año 2022. También ha publicado un libro con la Editorial Laetoli, que trata sobre escepticismo, estafas biomédicas y pseudociencias en general. El libro se titula “El arte de vender mierda”, y otro con la editorial Círculo Rojo y titulado “A favor de la experimentación animal”. Además, es miembro fundador de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas.