Una máquina más allá de la tormenta

Tengo que reconocer que estoy enamorado del prólogo de un libro. En concreto hablo de Un erizo en la tormenta, de Stephen Jay Gould. En el texto, el famoso paleontólogo y biólogo evolutivo nos habla del valor oculto de una buena reseña literaria, que puede deberse a dos cosas diferentes. Podríamos estar, según nos cuenta Gould, ante un texto informativo que nos proporcione información útil para decidir leer un buen libro, o por el contrario, frente a una historia interesante que utiliza el libro como a una excusa. De hecho, el autor nos dice que él es partidario del segundo tipo, es decir, de contarnos lo que le viene en gana e intentar ir más allá para que la reseña adquiriera un valor propio. Y es así como nació su libro, subtitulado Ensayos sobre libros y ciencia, en el cual el biólogo junta las reseñas que realizó a lo largo de su vida y con la excusa de hablar sobre temas tan diversos como evolución, geología, determinismo biológico o temas filosóficos. Todo un compendio de textos que nos permite sumergirnos en los pensamientos de una persona que, cuanto menos, podríamos calificar de interesante.

Pensando en esa forma de entender las reseñas literarias, he creído interesante hablaros de una película de ciencia ficción que me gustó recientemente. El film se llama Ex Maquina, del director Alex Garland —que este año 2018 además presentará otra película de ciencia ficción que promete ser interesante—. La historia de Ex Maquina nos traslada  a un futuro donde el dueño de Google una gran empresa tecnológica se ha hecho con el control de todo el tráfico de Internet. El director de dicha empresa, interpretado genialmente por Oscar Isaac, selecciona mediante un concurso a un empleado para viajar hasta su mansión privada en mitad de la nada. Su trabajo allí será simple, secreto y tal vez peligroso: realizar un Test de Turing a una posible Inteligencia Artificial. A partir de aquí comenzará un sutil juego entre el robot, el empleado, el director de la empresa y el propio espectador. Y a pesar de que estamos ante un thriller donde hay algunos elementos predecibles, la historia se juega en la psicología de todos los personajes. Al fin y al cabo un Test de Turing es un tipo de prueba que no intenta determinar si una máquina piensa, sino si parece que piensa.

Ahora bien, este artículo comenzaba hablando sobre excusas, y no puedo dejar este texto sin explicar de dónde viene la expresión romana Deux es machina, que inspira el nombre de la película. Se dice Deux ex machina al recurso de introducir un elemento externo al argumento, el cual resuelve por sí solo toda la situación. Por ejemplo, ¿quién no ha visto una película donde todo parece perdido y, de repente, aparece un águila gigante helicóptero y salva a todos los protagonistas? Pues los griegos tenían una frase que era apò mēchanḗs theós, que venía a referirse a cuando, en sus obras teatrales, las grúas mecánicas descolgaban de repente con cuerdas en el escenario a una deidad para resolver todo el conflicto. De ahí surgió la expresión que los romanos copiaron a los griegos, y por eso nosotros nombramos así al recurso que utilizan algunas películas de solucionar sus finales con golpes de efectos que casi parecen milagrosos. Y bueno, he de añadir que en la película Ex Maquina el director no utiliza ese recurso, así que el espectador puede estar tranquilo.

En este artículo he intentado usar una reseña literaria de un libro que admiro como pretexto para hablaros de unas cuantas cosas interesantes. Porque, amigos míos, tratándose de un libro magistral y una buena película ¿quién necesita verdaderos motivos?

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