Duendes españoles y astronautas en catedrales del s.XVI

Era el año 1989 y Ángel Gordon, presidente ejecutivo de la Asociación de Parapsicólogos de Cataluña y experto en vampiros, estaba tranquilamente en su casa de campo de Girona [1]. De repente, unos amigos aparecen y le cuentan que acaban de capturar a un duende. El ser estaba encerrado en una caja, pero ¿cómo había llegado hasta ellos? Según Ángel Gordon salió de unos matorrales al ser hipnotizado por las notas musicales de un reproductor de música. Apareció de repente y se subió inesperadamente al aparato musical. Acto seguido comenzó a emitir unos alaridos: parecía que intentaba cantar. Los hombres trataron de atrapar al pequeño monstruo, cosa que lograron tirándole una manta por encima. El ser misterioso vivió unos días en cautiverio, pero murió por no querer comer. Después Ángel depositó su cadáver en un bote con formol, hizo un documental y afirmó ser el primer ser humano en tener un duende conservado. Gordon llegó a la conclusión de que el animal era un duende por criterios morfológicos, ya que según él tiene un gran parecido con Papá Pitufo. Y, tal cual sabe todo el mundo, el personaje de los dibujos animados está basado en los auténticos duendes que viven en la Selva Negra de Alemania. Después de este increíble hallazgo, toda esta historia apareció en un programa de Antena 3.

La realidad es que el Duende de Gerona es un feto deforme de algún tipo de rumiante, posiblemente una cabra, pero ¿a quién le importa? Aún siguen haciéndose congresos donde se habla del duende y su descubridor como si fueran dioses de la criptozoología. Es una cuestión interesante plantearse que, a pesar de ser una historia falsa que hasta a un niño le costaría creer, apareció impunemente en Antena 3.

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Supuesto duende

Nuestro querido país no es solamente prolijo en albergar duendes selva negrenses, sino que también posee viajeros en el tiempo. Muchas de las pruebas que utilizan los que creen que recibimos visitas del futuro son la presencia elementos modernos en algunas obras de arte antiguas, como por ejemplo el astronauta de la Catedral Nueva de Salamanca (s. XVI). La cuestión es que, si visitamos la catedral y vemos la puerta de Ramos, podemos observar claramente a un astronauta con su traje reglamentario y su casco bien colocado, ¿cómo podrían saber en el s. XVI que el hombre llegaría a usar trajes espaciales? Esa frase es la que dicen muchas personas por internet para justificar que, en el s. XVI, algún viajero perdido en el tiempo debió llegar a España. La respuesta es mucho más sencilla: en el año 1993 Salamanca iba a ser la responsable de organizar la exposición de Las Edades del Hombre, por lo que se decidió restaurar muchos monumentos totalmente deteriorados. Existe una tradición que implica incorporar un elemento actual en cada restauración de un monumento totalmente destruido, ya que así se puede identificar la fecha de la modificación. Cuando se comenzó a trabajar en la puerta era obvio que le faltaba prácticamente toda su mitad inferior. El encargado de la restauración fue Miguel Romero, el cual decidió incluir un astronauta como símbolo de la modernidad.

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Astronauta de la Catedral Nueva de Salamanca

Hay más casos de restauraciones con elementos discordantes, como por ejemplo el tuno de la iglesia de San Benito, el cual tiene tallados un jubón y unos bombachos de tuno, porta un laúd y fue tallado en la restauración que sufrió el templo en el año 1995. También la Catedral de Palencia tiene una gárgola que tiene entre sus manos una cámara de fotos. De hecho, dicha gárgola es en realidad el fotógrafo José Sanabria, el cual vivió en la Palencia de principios del siglo XX y se dedicó a fotografiar lugares emblemáticos de la ciudad. Como recompensa a su labor por difundir la belleza de la ciudad, lo inmortalizaron en la catedral. Casos como estos nos hacen entender por qué encontramos muchos elementos modernos en obras de arte antiguas, ya que si fueron restauradas posiblemente se incluyó un elemento discordante para marcar la fecha de la restauración, tradición que lleva aplicándose desde hace muchos siglos.

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Fotógrafo José Sanabria en la Catedral de Palencia

Tal vez nuestro país no sea tan prolijo en duendes y viajeros en el tiempo como muchos creen, y como conclusión de esta historia me gustaría decir que, tal cual dijo Carl Sagan, para contar historias extraordinarias también hace falta aportar pruebas extraordinarias, así que ante hechos insólitos siempre debemos intentar buscar una explicación basada en pruebas, sobre todo si hay duendes de por medio.

[1] http://www.angelgordon.com/

Duendes españoles y astronautas en catedrales del s.XVI comentarios en «2»

  1. Me acabo de dar cuenta de que, el tal Fernando Cervera que escribe en ULÛM, es el mismo que siempre veía duermiendo por el cespes de la universidad o arrancando carteles. El mundo es un pañuelo. Muy buena la página y muy buenos los textos. Habéis ganado un lector más.

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