Caldera de Taburiente, Isla de la Palma.

Lo que el viento nos trajo. Alisio canario

Dicen que las palabras se las lleva el viento, y puede ser que el viento se lleve muchas otras cosas, tangibles y metafóricas. Pero el viento no solo nos aleja cosas, también nos trae otras tantas, algunas tan maravillosas como  la laurisilva canaria, la cual salpica con su frondoso verdor las empinadas laderas volcánicas del norte de las islas. Con su constancia casi perpetua estos vientos consiguen crear ambientes casi selváticos a dos pasos del inmenso Sáhara, dejando que este se instale en aquellos lugares donde los alisios no existen, creando paisajes de inversa naturaleza pero de igual belleza. Después de pasar las vacaciones en Canarias, vengo enamorado de una tierra que constituye un auténtico mundo aparte, un paraíso natural cuyos entresijos ambientales merecen salir a la palestra de esta, nuestra humilde pero orgullosa plataforma. Desiertos y humedales compartiendo dos palmos de tierra.

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Caldera de Taburiente, Isla de la Palma.
Dos fotos de la Caldera de Taburiente, Isla de la Palma.

Definidos formalmente, los vientos alisios son aquellos que circulan casi constantemente entre una latitud de 30-35 grados hasta el el ecuador, teniendo su origen en los centros de altas presionas subtropicales y su destino las bajas tropicales. No se desplazan en línea recta pues son desviados a causa de la rotación terrestre en un cambio de  trayectoria conocido como efecto Coriolis, y puesto que se producen tanto en el hemisferio norte como en el sur, convergen en la zona ecuatorial conformado la llamada zona de convergencia intertropical (ZCIT).

Esquema a nivel global indicando las principales direcciones que toman las masas de aire.
Esquema a nivel global indicando las principales direcciones que toman las masas de aire.

Centrémonos en las Islas Canarias, donde el alisio viene dado por la presencia del anticiclón de las Azores y la baja térmica sahariana, donde el giro horario del primero y el antihorario de la segunda generan ese flujo de norte y nordeste sobre el archipiélago, existiendo una gran diferencia entre la frecuencia e intensidad de los vientos en función de la época del año. Básicamente, en la época estival el alisio sopla fuerte y casi constantemente, pues el anticiclón de las Azores se fortalece muchísimo, mientras que en invierno se debilita y favorece los cambios de dirección de los vientos, permitiendo en ocasiones que las islas se vean afectadas por las bajas presiones pertenecientes al frente polar.

Disposición del anticiclón y las bajas térmicas en la época estival. Fte:http://www3.gobiernodecanarias.org/
Disposición del anticiclón y las bajas térmicas en la época estival. 

Pero esa variedad ambiental de la que pueden presumir los canarios no solo se debe a la ocurrencia de estos vientos, pues por su latitud le correspondería un clima bastante más cálido y su cercanía al sahara provocaría que las Canarias fueran una continuación del desierto si no fuese por su abrupto relieve. La combinación de grandes montañas, la cercanía del mar y los vientos casi perpetuos (alisios húmedos en capas bajas y secos en capas altas) es la que genera que en muy poco terreno podamos observar esa variedad de ecosistemas, tanto entre diferentes islas como entre las zonas de barlovento y sotavento, o medianías y cumbres dentro de una misma isla.

A grandes rasgos, el proceso es el siguiente: los vientos frescos y húmedos del nordeste (alisios), chocan contra la vertiente norte de las islas y se ven obligados a ascender rápidamente por las abruptas fachadas que presentan algunas (importante) de las islas. En este ascenso las masas de aire se enfrían rápidamente, aumentando la humedad relativa con la consecuente condensación de las masas y la generación de precipitaciones y nieblas abundantes entre los 500 y los 1500 metros de altura, las cuales favorecen el desarrollo de la laurisilva (bosques de laurel) y el fayal-brezal. Por encima de esta altitud la cosa cambia, pues el viento predominante es un viento del noroeste más seco y cálido que provoca una inversión térmica que literalmente hace de «tapa» sobre el mar de nubes. Aquí es donde aparecen los pinares en primer lugar y las zonas de alta montaña después. En la cara sur, todo es bien distinto, pues toda la humedad ha sido retenida en el norte y las nubes suelen brillar por su ausencia a pesar de los escasos kilómetros que la separan de la cara norte. Aparecen paisajes desérticos en las zonas bajas, con cactus, palmeras, mucha roca y también dunas arenosas, apareciendo los pinares tan solo en las zonas más altas y frescas.

Esquema que muestra la interacción de los alisios con el relieve canario. Fte:www.gevic.net
Esquema que muestra la interacción de los alisios con el relieve canario. Fte:www.gevic.net
Perfil teórico de la vegetación canaria en base a la altitud del terreno. Fte: www.ign.es
Perfil teórico de la vegetación canaria en base a la altitud del terreno. Fte: www.ign.es

Ya hemos visto dos factores fundamentales en los ecosistemas canarios, por un lado la ocurrencia del alisio y por otro su relieve, pero falta matizar un detalle, y es que el relieve es bien distinto en cada una de las islas y además estas se disponen a lo largo de una franja de unos 500 kilómetros. Así pues, tenemos que las islas de mayor relieve están situadas hacía el oeste (desde donde vienen las borrascas y los frente cuando alcanzan a estas latitudes), y tienen una morfología que las expone fuertemente al alisio, especialmente Tenerife y La Palma que son las de mayor altitud, pero también la Gomera, el Hierro, y Gran Canaria, esta última aunque más al este alcanza cotas cercanas a los 2000 metros y por tanto presenta al mismo tiempo zonas con elevadas precipitaciones con áreas semidesérticas. Por su parte Lanzarote y Fuerteventura se encuentran situadas hacia el extremo este del archipiélago, presentando una forma alargada de norte a sur que minimiza el efecto del alisio y sobretodo presentan altitudes que no sobrepasan los 800 metros sobre el nivel del mar, impidiendo en gran medida la formación de nubes y nieblas y configurando por tanto un conjunto de ecosistemas desérticos o semidesérticos.

Pluviometría anual media para el archipiélago canario durante el período 1971-2000. Se puede observar como encontramos zonas con precipitaciones superiores a los 1000 mm por año, a escasos kilómetros de zonas donde apenas se reciben 100. Nótese que esa no es la disposición real del archipiélago si no una acomodación para el atlas climático de Canarias, Madeira y Azores elaborado por Aemet y el servicio meteorológico portugués.
Pluviometría anual media para el archipiélago canario durante el período 1971-2000. Se puede observar como encontramos zonas con precipitaciones superiores a los 1000 mm por año, a escasos kilómetros de zonas donde apenas se reciben 100. Nótese que esa no es la disposición real del archipiélago si no una acomodación para el atlas climático de Canarias, Madeira y Azores elaborado por Aemet y el servicio meteorológico portugués.

 

Foto aérea de la zona de Maspalomas, en el sur de Gran Canaria. En ella vemos un campo de dunas junto al océano, flanqueadas por una zona montañosa, árida y seca, que es coronada por las nubes que se asientan en la vertiente norte de la isla. Fte:http://www.fotosaereasdecanarias.com/
Foto aérea de la zona de Maspalomas, en el sur de Gran Canaria. En ella vemos un campo de dunas junto al océano, flanqueadas por una zona montañosa, árida y seca, que es coronada por las nubes que se asientan en la vertiente norte de la isla. Fte: www.fotosaereasdecanarias.com

 

Laurisilva en el parque nacional de Garajonay, en la isla de la Gomera. Fte:http://www.gobiernodecanarias.org/
Laurisilva en el parque nacional de Garajonay, en la isla de la Gomera. Fte: www.gobiernodecanarias.org

Por cierto, la laurisilva es un tipo de bosque relicto del que existía en la zona del Mediterráneo antes de las últimas glaciaciones, cuando existía el mar de Tetis y el clima era mucho más cálido y húmedo. Al comenzar las glaciaciones, este tipo de bosque se desplazó hacía Africa y las islas macaronésicas(Canarias, Madeira y Azores). Luego de concluir las glaciaciones el clima volvió a ser más cálido, pero por contra resultó ser mucho más seco, impidiendo así una nueva expansión de este tipo de bosque en favor de especies esclerófilas resistentes a la sequía, aislándola por tanto en la Macaronesia, pues no pudo tampoco asentarse sobre África a causa de la expansión del Sáhara.

 

 

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